La verdadera negociación está en manos de Trump y Putin. Zelensky y la UE fuera de juego
Por un lado el desafío de Volodymyr Zelensky a Putin, por otro el evidente deseo ruso de hacer retroceder las conversaciones de Estambul. A lo largo de la mañana de ayer las cosas siguieron así. Al final, fue Trump quien despejó dudas e incertidumbres explicando que «no pasará nada hasta que Putin y yo nos reunamos». Como diciendo: «Yo soy el negociador» y todos los demás son comprimarios. Menos uno. A saber, ese Putin que en la escatología 'trumpianocéntrica' está sólo un escalón por debajo de él. Entre otras cosas porque en la visión del inquilino de la Casa Blanca es el único con el que puede resolver el complejo asunto de la guerra.
No es casualidad que Trump explicara que no estaba «nada decepcionado con la delegación rusa» que había llegado a Estambul. Una delegación que Zelensky acababa de calificar de «farsa» por ser de bajo nivel y no ser capaz de tomar decisiones autónomas, «porque todos sabemos quién toma las decisiones en Rusia». No pequeña decepción para el presidente ucraniano que, al presentarse en Turquía, esperaba poder contar con el apoyo de Estados Unidos y con una declaración de la Casa Blanca denunciando la huida del enemigo de las negociaciones.
En cambio, nada de esto. Todo lo contrario. La razón se explica no sólo por el protagonismo negociador de «El Donald», sino también por la situación sobre el terreno. El primer punto es tan obvio como siempre. Tras el brusco enfrentamiento en el Despacho Oval y la reunión con tintes místicos en el Vaticano, Trump considera que la relación con Zelensky está momentáneamente agotada y, después de esos dos sensacionales precedentes, difícilmente puede esperarse que vuelva a captar la atención del gran público. En cambio, una cumbre a dos bandas con el jefe del Kremlin le parece el mejor instrumento para mantener el foco mediático sobre él y conservar el papel de gran negociador que ha elegido desde la campaña electoral.
Razones muy concretas contribuyen también a empujarle en esa dirección. Observando la situación en Ucrania, está claro que la Casa Blanca se encuentra en una encrucijada. Para lograr la paz, o al menos un alto el fuego, debe llegar inevitablemente a un acuerdo con Rusia, es decir, con el único de los dos contendientes capaz de decidir si eleva el nivel del conflicto o lo congela. Entre otras cosas porque la única alternativa sería un paso atrás que situaría a Estados Unidos del lado de Ucrania y de los dispuestos. Pero ese paso exigiría un compromiso financiero y una ayuda militar aún mayores que en el pasado. Y equivaldría a una admisión de fracaso total para Trump.
Así que en este punto las negociaciones podrían dividirse en dos vertientes. Mientras Zelensky regresa a Kiev, la delegación ucraniana encabezada por el ministro de Defensa se sienta junto a la rusa en el palacio de Dolmabahce, en Estambul, donde ya tuvieron lugar las negociaciones de marzo de 2022. Y aquí, a partir de hoy, podría desarrollarse una negociación lenta y a pequeña escala, pero importante porque la llevan a cabo directamente las dos partes. «La agenda está clara, estamos listos para reunirnos», dijo Zelensky antes de regresar a Kiev. «Tenemos plenos poderes y todas las competencias para mantener conversaciones con la parte ucraniana. Estamos dispuestos a posibles compromisos», subrayó por su parte el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky.
De hecho, el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, aclaró que un posible encuentro entre los presidentes de EE.UU. y Rusia no depende directamente de los avances en el acuerdo de paz con Ucrania, mientras que el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, precisó que «no se están haciendo preparativos» para una posible reunión entre ambos mandatarios. Las conclusiones tendrán que esperar a la preparación del capítulo principal. Es decir, el encuentro cara a cara entre Vladimir Putin y Donald Trump, la línea dura de una negociación por lo demás imposible.
Commentaires
Enregistrer un commentaire