Los "valores"de Wokoccidente
E. Ravello Barber
La repetición
de ciertos tópicos sin un contenido claro se ha convertido en la defectuosa
carga dialéctica contra la “islamización de Europa”. Vemos que frecuentemente
se repite el mantra de “la defensa de los valores de Occidente” pero nunca
hemos visto definir ni delimitar a qué valores occidentales se refieren lo que
abogan insistentemente por su defensa. Nos tememos que esa indefinición no es
por falta de voluntad sino por carencia argumental.
Faye –y en
general la llamada ND francesa- definió a Occidente como “el hijo pródigo y
bastardo de Europa, hoy dominado por el modelo americano, que tiene como
objetivo univesalizar el primado absoluto de la sociedad de consumo y del
individualismo”. Compartimos en gran medida esta definición, aunque no “culpando” –como solía
hacer la ND- de todo mal a los Estados Unidos pues ese mismo Occidente se
desarrolló igualmente en todos los países de Europa occidental, empezando por Reino
Unido, Francia y los Países Bajos.
Ese
Occidente bastardo tiene una raíz ideológica liberal individualista, que en los
últimos años, dentro de una lógica evolución atendiendo a sus parámetros
fundadores, ha gestado la ideología woke: anti-blanca, LGTBI, enemiga de toda
identidad y colectividad de origen europeo, inmigracionista e integracionista.
Esos son hoy los valores de las democracias occidentales y de sus clases
dirigentes políticas y mediáticas.
Occidente es hoy Wokoccidente.
De ahí que
los que dicen defender Occidente contra la islamización lo hagan –en cierta
lógica- afirmándose en los valores propios de éste; es decir en la ideología
wokoccidental. Por eso estamos llegando a ver que, supuestos nacionalistas, se
oponen a la “islamización” porque ataca a los derechos LGTBI y a repugnancias como
el “desfile del orgullo”.
Siguiendo esta lógica, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París, una de las capitales del bastardo Occidente, fue una exhibición de esos valores wokoccidenteles: ofensas a la tradición religiosa, pansexualismo denigrante, exhibición LGTBI; recordemos la ceremonia fue ideada por un judío-progre y la degenerada que denigró a la figura de Cristo, también lo era. ¡Cómo no, ellos son los zelotes intocables de cumbre ideológica de Wokoccidente!
Quizás por
todo esto ni Marine Le Pen ni Bardella se hayan atrevido a decir una palabra
(Marion Maréchal sí lo ha hecho y en la mejor línea) con contra esa aberrante ceremonia de apertura
¿no se atreven a criticar a los valores de Wokocciente? Es necesario señalar que el único gobierno que
ha protestado oficialmente contra la ofensa a Jesucristo, llamando al embajador
francés ha consultas ha sido el gobierno de Irán.
Es necesaria
una profunda reflexión de los partidos y militantes nacionalista e identitarios
de toda Europa: no defendemos Wokocciente.
Defendemos
la recuperación de nuestra mejor tradición y de los valores permanentes que han
estado presentes en la historia de la civilización europea. Ese rearme moral e
ideológico necesario es la primera premisa para enfrentarnos al proceso de disolución
que encarna hoy el mundialismo woke-liberal internacionalista. Si no,
seguiremos siendo meras comparsas de Wokoccidente y su proyecto de alienación
globalista.
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