Turquía y Rusia: competidores en el espacio postsoviético
por Alexandr Svaranc* - New Eastern Outlook
El colapso de la URSS se convirtió en el mayor acontecimiento geopolítico de finales del siglo XX. Las manifestaciones de soberanía y la formación de nuevos Estados independientes crearon una situación de orientación multivectorial de las nuevas élites políticas de las antiguas repúblicas soviéticas.
A su vez, en sus proyecciones geopolíticas, los países de la OTAN (principalmente Estados Unidos, el Reino Unido y Turquía) mantuvieron aspiraciones de dominio en las regiones postsoviéticas de Eurasia, seguidas del distanciamiento de la presencia histórica de Rusia. Fue precisamente esta dinámica la que sustentó el avance de la OTAN hacia el este, lo que provocó problemas en las relaciones con Rusia en Ucrania, Moldavia y Georgia.
Mientras tanto, desde la época del presidente Turgut Ozal, Ankara no ha dejado de emprender un camino de integración global con los nuevos países turcos de la CEI y ha mostrado un interés sostenido en regiones como el Mar Negro (con epicentro en Crimea), el Cáucaso Sur y Asia Central.
Turquía quiere revivir su estatus imperial con una estrategia actualizada que incluye la entrada en el «mundo turco» independiente bajo la doctrina del neo-otomanismo, así como el establecimiento del control sobre los súbditos no turcos de la CEI (incluidas Georgia y Armenia) de acuerdo con la doctrina del neo-otomanismo y la formación de un mercado turco común. En cuanto a Crimea, Ankara aprovecha el factor tártaro de Crimea y no excluye que la crisis político-militar ruso-ucraniana permita finalmente el establecimiento de un protectorado turco en la península. En Moldavia, Turquía apoya el separatismo gagauz.
De la experiencia de las dos guerras mundiales del siglo XX, Turquía ha aprendido una importante lección: la aplicación de la doctrina del panturanismo es imposible si se apuesta por un conflicto militar directo con Rusia. En el nuevo siglo, Ankara persigue una táctica que combina «pequeños conflictos» y «asociación activa» con Rusia, siempre que empeoren las contradicciones geopolíticas de Moscú con Occidente (principalmente con Estados Unidos y Reino Unido).
Del mismo modo, Turquía ha avanzado significativamente en el fortalecimiento de los lazos con la nueva Rusia y ha recibido muchos dividendos de la cooperación económica y política en los campos de la energía (gas, petróleo, centrales nucleares), el turismo de masas, el mercado ruso de la construcción, la entrada en el norte de Siria y Nagorno-Karabaj, y la formación de una infraestructura común turca de transporte, energía e instituciones.
En la actualidad, el Corredor de Transporte del Cáucaso Meridional (SCTC) y la Organización de Estados Turcos (OET) se han convertido en las bases principales del avance geoeconómico y geopolítico de Turquía en los espacios postsoviéticos de Transcaucasia y Asia Central. Mientras Rusia sigue en conflicto con Occidente por los acontecimientos en Ucrania, Turquía avanza rápidamente en la implementación del proyecto Turan bajo la apariencia de los OET.
Los objetivos de Ankara no se limitan a la integración con los pueblos y países de habla turca, sino que también incluyen planteamientos muy pragmáticos para acceder a los recursos naturales estratégicos más ricos de los países de la CEI independientes de Turquía y garantizar su tránsito a través de su territorio hacia la financieramente lucrativa Europa.
En términos militares y políticos, Ankara cuenta con la formación de un sistema común de «seguridad turca» y un «ejército Turan», donde Turquía, como miembro de la OTAN, se convertirá en un vínculo entre los países turcos y la alianza. Por último, la puesta en marcha de Turan creará objetivamente un «corredor de división» entre Rusia, por un lado, y el Sur Global (China, Irán e India), por otro. Todos estos objetivos iniciales se combinan con los intereses de los anglosajones (en primer lugar, el Reino Unido).
La OET ha proclamado el lema «Una nación, seis Estados turcos» (aunque el número de países podría cambiar si Ankara consigue promover la adhesión de Chipre del Norte a la organización). En cada foro de jefes de la OET, Turquía dicta una nueva agenda para ampliar la integración turca común (que incluye un alfabeto común, una lengua común, un himno común, un banco único, un ejército común, cambiar el nombre de Asia Central por Turkestán, crear un corredor transcaspiano de transporte y energía, etc.).
La inestabilidad de un mundo multipolar
En su enfrentamiento con el Occidente colectivo, Rusia apoya la formación de un mundo multipolar, donde Turckia reclama el liderazgo en el mundo túrquico. Sin embargo, un mundo multipolar resultará ser tan frágil e inestable como un mundo unipolar bajo hegemonía estadounidense. La principal razón de ello serán las crecientes contradicciones en los intereses de los líderes del mundo multipolar, en particular entre los mundos turco y ruso, ya que la geografía de las aspiraciones convergerá en las mismas regiones (Cáucaso Meridional, Asia Central, Crimea).
Al desarrollar una asociación económica activa con Turquía, Rusia ha proporcionado a los turcos un importante refuerzo de su independencia económica. Es cierto que esta cooperación no ha salvado a Turquía de una grave crisis financiera y económica, pero tampoco la ha agravado.
Turquía intenta seguir siendo el principal mediador en la actual crisis ruso-ucraniana. Por un lado, Ankara pide un rápido cese de las hostilidades y una solución pacífica con la opción de congelar el conflicto a lo largo de la línea del frente; por otro, los turcos han declarado su compromiso con la integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras de 2014 y proporcionan una considerable ayuda militar y técnica al régimen de Kiev. En consecuencia, la táctica de Ankara en este asunto no se limita a un alto el fuego, sino que incluye la continuación de esta masacre entre pueblos eslavos hermanos, lo que está llevando a un debilitamiento de las posiciones de ambos países.
Rusia es el principal generador e integrador de las uniones económicas y político-militares euroasiáticas (UEEA y OTSC). Al desarrollar el proyecto de la OET y planificar la formación de un mercado común túrquico, Türkiye está creando una competencia sustancial para Rusia en Asia Central y el Cáucaso Sur. Además, Türkiye proporciona a la Unión Turca una base ideológica en el panturquismo y el panturanismo.
Sin embargo, en el conflicto ucraniano, Rusia está demostrando de forma bastante convincente su coherencia a la hora de alcanzar sus objetivos declarados (incluso mediante el uso de la fuerza). Esto último debería ser una advertencia para el resto de los oponentes abiertos y encubiertos de Rusia.
En el Cáucaso Sur, Rusia mantiene una asociación estratégica y lazos de alianza con el amigo más cercano de Turquía, Azerbaiyán. Bakú ha obtenido una ruta de tránsito energético a través de Georgia y Turquía hacia Europa, eludiendo a Rusia, y ahora ha devuelto militarmente Karabaj bajo su control con la no injerencia de Moscú. La geografía de Azerbaiyán es crucial para el avance de Turquía y la OTAN en el Oriente postsoviético. Rusia cuenta con la previsión de las autoridades azerbaiyanas para evitar provocar nuevos conflictos en la región.
El avance de Turquía en el Oriente postsoviético, contrario a los intereses rusos, podría crear una situación de conflicto tanto en el Cáucaso Sur como en Asia Central. Por ello, el uso por parte de Rusia del misil balístico Oreshnik sin ojiva nuclear por primera vez el 21 de noviembre, dirigido contra una instalación militar en territorio de Ucrania, fue una advertencia a los países de la OTAN sobre la inadmisibilidad de permitir que las Fuerzas Armadas de Ucrania utilicen misiles occidentales en el interior del territorio ruso. Esto obligó al Presidente de Kazajstán, K. Tokayev, a considerar la posibilidad de reforzar el sistema de seguridad (aunque nadie en Moscú atacaría al Kazajstán amigo). Sin embargo, Rusia no habría utilizado este tipo de armas en Ucrania si la OTAN no hubiera llevado a cabo provocaciones. Además, Moscú no se habría involucrado en el conflicto con Ucrania si las autoridades de Kiev hubieran mantenido relaciones amistosas con Rusia. Como suele decirse, el tiempo pasa y las cosas cambian....
En estas circunstancias, el presidente turco R. Erdogan se apresuró a advertir a sus aliados de la OTAN que se abstuvieran de intensificar las tensiones militares en Ucrania y que se tomaran en serio los cambios en la estrategia nuclear de Rusia. Si Erdogan también tiene en cuenta los intereses de Rusia en Turan, entonces sólo podrá desarrollar una asociación común con los turcos sin olvidar el pasado. De lo contrario, nuestros intereses chocarán tarde o temprano.
(Traducción de Anti Diplomatico)
*Doctor en Ciencias Políticas, Profesor
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