La guerra del Ártico
por Pierluigi Fagan
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Groenlandia es la isla más grande del mundo y corresponde al 22% del territorio de Estados Unidos, aproximadamente la suma de Italia + Francia + España + Alemania + Polonia + el Reino Unido, con sólo 60.000 habitantes. Forma parte del Reino de Dinamarca, pero tiene amplias competencias autónomas.
Según un informe del Servicio Geológico de EE.UU., bajo tierra (entre tierra firme y relevancia del fondo marino) se encuentra el 13% de los recursos mundiales de petróleo y el 30% de los de gas, además de oro, rubíes, diamantes, zinc, hierro, cobre, tierras raras y mucho uranio, por un valor total estimado de unos 400.000 millones de dólares, el PIB de un año de Dinamarca.
Estados Unidos ya tiene allí varias bases militares no reveladas, salvo la conocida de Pituffik, que es el centro de toda la Red de Protección Espacial (NORAD). Más allá de los aunque cuantiosos recursos, no cabe duda de que el principal peso estratégico de la isla helada es geoestratégico, al formar parte del Polo Norte y controlar el acceso al Polo de todo el Suroeste.
Para el Polo Norte, fronterizo con Siberia, los chinos planean desarrollar su Ruta de la Seda Polar, una alternativa estratégica para evitar los estrechos del Sudeste Asiático (entonces Bab el-Mandeb, Mar Rojo, Suez) y además acortar el tiempo de travesía hasta Europa.
Recuerdo que EEUU sólo se considera una nación polar por una parte (norte) de Alaska, que en su día fue tierra rusa comprada por los americanos (1867). A su vez, al subsuelo del Polo Norte se le atribuyen enormes reservas de petróleo, gas, paladio, níquel, fosfato, bauxita, tierras raras, de todo.
Por supuesto, todo este bombo y platillo sobre el extremo norte sigue las mediciones y previsiones sobre el progresivo deshielo que parecen creer los altos mandos estratégicos de las grandes potencias mundiales, pero no siguen los cauces activos de los negacionistas del clima, los únicos que realmente saben cómo están las cosas. Esta línea está activamente financiada por el área Trump, que así cuando le conviene niega, cuando le conviene compra en previsión de lo que por otra parte niega. En estas telarañas de noticias para muchos inverificables y aparentemente contradictorias se cuelan algunos pollos.
En 1991, los Estados miembros del Ártico, a saber: Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos. En marzo de 2022, los países occidentales suspendieron su participación debido a la invasión rusa de Ucrania. Tras la renuncia de Suecia y Finlandia a su neutralidad histórica y a su pertenencia a la OTAN, ahora todos son países de la OTAN (excepto, por supuesto, Rusia).
Este último giro escandinavo no se debió ciertamente al temor a la codicia rusa hacia los alces, renos y líquenes escandinavos, sino más bien a la alineación estratégica de la perspectiva hacia el próximo -cierto- conflicto o, al menos, cálida disputa ártica. En concreto, con Finlandia y, en segundo lugar, Suecia, una de las bases rusas más importantes del Ártico, la península de Kola, se ve directamente amenazada. Con unos 40 buques, los rusos pueden presumir de tener la mayor flota de rompehielos del mundo, y su presencia dirigida al Polo está bien organizada y continuamente reforzada.
Hace unos días, Trump relanzó la idea de comprar la isla, una idea que los estadounidenses llevan persiguiendo desde 1867 y que el propio Trump había puesto sobre la mesa durante su primera presidencia. Tras esto, desplazó al embajador que estaba en Suecia, el que evidentemente pilotó con interesantes y convincentes argumentos la renuncia de Estocolmo a la historia de neutralidad que había durado dos siglos. El tipo es uno de los fundadores de PayPal y, por tanto, un miembro decisivo de la PayPalMafia (Thiel, Musk, Nosek, Levchin), así como un «joven líder global» elegido por el Foro Económico Mundial. Cada día más, este grupo asume una función estratégica en la administración Trump, con qué fines lo veremos.
'Trump quiere comprar Groenlandia' es un titular, el asunto es mucho menos absurdo. Los estadounidenses pueden comprar una parte (Norte) o tenerla arrendada por 99 años o tener limitados los permisos de construcción y explotación o enardecerse en la disputa autonómica entre los locales y Dinamarca respaldando los deseos independentistas u ofreciéndose como mediador que puede 'contentar a todos' es decir, especialmente a EEUU. La parte que interesa a Estados Unidos está en el norte, mientras que la población inuit, por lo demás escasa, está toda en el sur.
Los inuit son la población con la tasa de suicidios más alta del mundo, ahogarlos en dólares no les hace felices, pero en fin, quizá les ayude.
Se trata, por cierto, de la violación más flagrante de la Doctrina Monroe, ya que la isla forma parte, de hecho, de la plataforma norteamericana.
Retorno de la Doctrina también atestiguado por la puesta sincrónica sobre la mesa de un nuevo tema Panamá. Como anticipamos en nuestro post pocos días después de las elecciones estadounidenses, la reanexión plenamente hegemónica de todo el continente a los intereses y deseos de Washington es la columna vertebral de la visión estratégica de la nueva administración.
Esta visión, a diferencia del rechazo obstinado y poco realista de la presidencia anterior, parece dar por sentada la evolución multipolar del orden mundial, por lo que bien podría compactar su propio polo y hacerlo sobre bases sólidamente geopolíticas (polo estadounidense) y no idealistas (EEUU+UE=Occidente). Guste o no, el «grupo Trump» muestra una lógica geoestratégica sólida y articulada.
Por todas estas razones recién expuestas y por la elasticidad de las muchas soluciones posibles, yo daría la operación por hecha, en perspectiva, ya veremos cuánto y cómo.
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