En Tailandia, nos dirigimos hacia la catástrofe
Peter W. Logghe
Al igual que algunos Estados de Europa Occidental, Tailandia legalizó el cannabis hace unos dos años. Como consecuencia, la violencia de las drogas aumentó en este país de vacaciones preferido por muchos europeos y las drogas causan molestias, como muestra un informe del semanario conservador alemán Junge Freiheit. Bangkok, en particular, y la conocida Khaosan Road están lastradas por las molestias. En las agencias de viajes se encuentra todo tipo de cannabis a la venta. El cannabis está por todas partes.
Un tailandés lo explica así: «Tras la legalización, se produjo un boom en toda regla. Todo el mundo quería cultivar cannabis, comerciar y montar negocios». Muchos agricultores pobres vieron una oportunidad de complementar sus ingresos. El precio de venta es bajo: por gramo 200 baht o unos 4 euros. En Europa se pagan rápidamente 10 euros, y hasta 40 en los coffee shops de Ámsterdam. Como era de esperar, esto atrajo a Tailandia masas de turistas de la droga, que ya no visitan exclusivamente templos y playas. La dura política antidroga de Tailandia de los últimos años dio paso a una política pro cannabis y miles de tiendas de cannabis surgieron como setas.
Tailandia reducirá la legalización
Una madre de 3 hijos, gerente de un restaurante en Khaosan Road: «La legalización será una verdadera catástrofe para nuestro país. El número de drogadictos ha aumentado mucho y, como consecuencia inmediata, la violencia. Espero que esta medida se retire pronto». El Ministerio de Sanidad tailandés declaró recientemente que el número de problemas de salud mental es casi imposible de tratar. Antes de la legalización, el número de pacientes tratados con problemas de drogas seguía estando muy por debajo de los 40.000; tras la legalización, la cifra ha aumentado a más de 60.000.
El nuevo gobierno tailandés está echando el freno de emergencia y quiere revertir la legalización a finales de este año, de forma que la venta de cannabis sólo sea posible por razones médicas. Pero entretanto ha surgido un nuevo problema: la explosión del número de tiendas de cannabis y el crecimiento de su cultivo han provocado la aparición de grupos de presión que quieren impedir absolutamente una nueva prohibición del cannabis. Se ha invertido mucho dinero y la industria asume que las drogas seguirán siendo legales, por lo que sus inversiones darán sus frutos. La conocida historia de la caja de Pandora, por así decirlo. Los gobiernos de Europa Occidental que están pregonando planes de legalización deberían tener en cuenta la experiencia tailandesa en este sentido.
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