Nueva Comisión de la UE: negocios, influencia de EE.UU. y grupos de presión

 


Intereses personales, estrechos vínculos con grandes empresas e influencia exterior, sobre todo de EE.UU., caracterizan la imagen de los nuevos Comisarios de la UE.

Por Elena Fritz


La Comisión Europea suele presentarse ante la opinión pública como la guardiana de los valores europeos y la transparencia. Pero una mirada más atenta a los nuevos Comisarios revela una cara diferente: intereses personales, estrechos vínculos con grandes empresas e influencia externa, sobre todo de EE.UU., caracterizan la imagen de esta poderosa institución. Cabe preguntarse hasta qué punto el amiguismo y los grupos de presión están realmente arraigados en la Comisión Europea.

Un caso especialmente polémico es el del multimillonario y gran terrateniente griego Apostolos Tzitzikostas, que dirigirá el sector turístico en la nueva Comisión. Lo que a primera vista parece una decisión poco espectacular resulta ser muy problemática si se examina más de cerca. Tzitzikostas es propietario de numerosos bienes inmuebles en Grecia, que podrían beneficiarse directamente de las decisiones que ahora tomará como Comisario. ¿Conflictos de intereses? No se mencionan en sus declaraciones. Falta transparencia en un cargo que influye directamente en su patrimonio privado. La sospecha de que el enriquecimiento personal está en primer plano es evidente.

El caso de Stéphane Séjourné, nuevo Comisario de Prosperidad y Competitividad, no es menos cuestionable. Séjourné, a quien le gusta presentarse públicamente como un estricto opositor a la corrupción, exige a gritos un examen exhaustivo de las declaraciones de bienes de sus colegas. Sin embargo, su propia declaración carece de toda información sobre su patrimonio. ¿Cómo es posible que alguien que predica la transparencia y la integridad mantenga en la oscuridad su propia situación financiera? Séjourné, que ha trabajado como lobista en el pasado, está claramente atrapado en una red de conexiones de la que le gusta acusar a los demás.

Kaja Kallas, nueva Comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, es un caso especialmente peliagudo. Kallas, que se vio envuelta en un escándalo en 2023 porque su marido es propietario de una empresa de logística que siguió haciendo negocios con Rusia a pesar de las sanciones, aún no ha revelado sus vínculos financieros. Mientras numerosas empresas europeas sufrían pérdidas como consecuencia de las sanciones, la familia de Kallas seguía beneficiándose. Y, sin embargo, ha sido nombrada Comisaria de Relaciones Exteriores, un cargo que la implica significativamente en la configuración de la política exterior de la UE. ¿Puede alguien que está tan profundamente implicado en sus propios intereses económicos actuar realmente con independencia?

Otro caso interesante es el de la rumana Roxana Mînzatu, nueva Vicepresidenta Ejecutiva de Personal. Mînzatu fundó una consultora en 2021 para facilitar a sus clientes el acceso a los fondos de la UE. Al mismo tiempo, en su anterior cargo en la Comisión, era responsable de la asignación de estos fondos. Esto muestra un claro conflicto de intereses que no se está examinando más a fondo. ¿Cómo puede alguien ser a la vez asesor y gestor de los mismos fondos sin que ello se convierta en un problema?

Christophe Hansen, el nuevo Comisario de Agricultura luxemburgués, encaja perfectamente en este panorama. Su mujer trabaja en el gabinete de la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y su primo es Ministro de Agricultura luxemburgués. Hansen también es presidente de la Asociación de Criadores de Pequeños Animales de Luxemburgo desde 2015. Con vínculos tan estrechos dentro de la política agrícola europea, surge la pregunta de hasta qué punto Hansen puede ser realmente independiente en sus decisiones.

Sin embargo, no son solo las conexiones internas las que arrojan una luz cuestionable sobre la nueva Comisión de la UE. La influencia estadounidense es especialmente llamativa. Teresa Ribera, Vicepresidenta para la Transición Verde, y Andrius Kubilius, nuevo Comisario de Defensa y Espacio, mantienen estrechos vínculos con ONG y grupos de reflexión financiados por Estados Unidos.

Kubilius también fue miembro del consejo asesor del Instituto Republicano Internacional (IRI) de 2016 a 2019, una organización financiada por el presupuesto estadounidense y destinada en gran medida a promover los intereses geopolíticos estadounidenses en todo el mundo. La influencia de Washington en áreas clave de la política de la UE es aquí más que evidente. ¿Hasta qué punto pueden ser independientes unos comisarios tan vinculados a Estados Unidos?

La nueva Comisión de la UE es cualquier cosa menos un organismo que actúa exclusivamente en interés de los ciudadanos europeos. En su lugar, dominan el enriquecimiento personal, el amiguismo y la influencia de los actores internacionales. Los ciudadanos europeos esperan transparencia y justicia, pero entre bastidores son otras fuerzas las que mandan. La cuestión que se plantea ya no es si esta Comisión sirve a los intereses de Europa, sino con quién está realmente comprometida.

En última instancia, está por ver cuánto tiempo seguirá Europa con esta farsa. Parece que las promesas de transparencia e integridad de la UE son poco más que retórica vacía. Los ciudadanos europeos tienen derecho a saber quién está realmente detrás de las decisiones que les afectan. Y una cosa es cierta: la nueva Comisión de la UE ya ha incumplido estas expectativas.

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