La falaz evaluación de Adorno sobre la manipulación de masas
Troy Southgate
https://troysouthgate.substack.com/p/adornos-fallacious-evaluation-of?publication_id=2706601&post_id=150103341&isFreemail=true&r=jgt70&triedRedirect=true
A la luz de los recientes acontecimientos en Estados Unidos, me parece curioso que Theodor W. Adorno (1903-1969) -al intentar reunir información relativa a las características psicológicas de quienes están más predispuestos a aceptar ideas fascistas- llegara a la conclusión de que la manipulación de las masas conduce a la «regresión» de la humanidad. A pesar de mi propia oposición a todas las formas de coherción y control de masas, estoy en total desacuerdo con el análisis de Adorno.
La palabra «regresión» denota más o menos un retorno a un estado anterior o menos desarrollado, pero la historia nos dice que la manipulación perpetrada a la escala de la Italia fascista, la China de Mao o, de hecho, la sociedad occidental contemporánea, es en realidad progresiva y no regresiva en absoluto. Para que una sociedad «retroceda», sin duda debe volver a sus orígenes, pero las sociedades de masas actuales, en las que una pequeña élite controla a un gran número de personas, son poco más que un parpadeo comparativo en el radar de los milenios humanos y, por lo tanto, están inextricablemente ligadas al desarrollo lineal de la propia civilización. La manipulación de masas, en otras palabras, es algo que practican los imperios y los estados-nación y que se utiliza para controlar e influir en grandes poblaciones, no es una característica de las llamadas sociedades primitivas.
Como apunte, un factor muy revelador en los esfuerzos de la Escuela de Frankfurt por recopilar tales datos, es que mientras que entre 1929 y 1931 el grupo había intentado calibrar el potencial de la revolución marxista entre los trabajadores alemanes (véase más arriba), en 1947 sus pensadores exiliados estaban haciendo prácticamente lo mismo en nombre de la Universidad de California. Para entonces, Adorno y sus colegas -habiendo pasado la guerra ayudando al gobierno estadounidense en su campaña contra Hitler- habían rechazado por completo cosas como la revolución y la lucha de clases, lo que sin duda pone en duda sus verdaderos motivos. ¿Queremos corregir este riesgo inmanente por intereses egoístas única y exclusivamente altruistas?
A la luz de los recientes acontecimientos en Estados Unidos, me parece curioso que Theodor W. Adorno (1903-1969) -al intentar reunir información relativa a las características psicológicas de quienes están más predispuestos a aceptar ideas fascistas- llegara a la conclusión de que la manipulación de las masas conduce a la «regresión» de la humanidad. A pesar de mi propia oposición a todas las formas de coherción y control de masas, estoy en total desacuerdo con el análisis de Adorno.
La palabra «regresión» denota más o menos un retorno a un estado anterior o menos desarrollado, pero la historia nos dice que la manipulación perpetrada a la escala de la Italia fascista, la China de Mao o, de hecho, la sociedad occidental contemporánea, es en realidad progresiva y no regresiva en absoluto. Para que una sociedad «retroceda», sin duda debe volver a sus orígenes, pero las sociedades de masas actuales, en las que una pequeña élite controla a un gran número de personas, son poco más que un parpadeo comparativo en el radar de los milenios humanos y, por lo tanto, están inextricablemente ligadas al desarrollo lineal de la propia civilización. La manipulación de masas, en otras palabras, es algo que practican los imperios y los estados-nación y que se utiliza para controlar e influir en grandes poblaciones, no es una característica de las llamadas sociedades primitivas.
Como apunte, un factor muy revelador en los esfuerzos de la Escuela de Frankfurt por recopilar tales datos, es que mientras que entre 1929 y 1931 el grupo había intentado calibrar el potencial de la revolución marxista entre los trabajadores alemanes (véase más arriba), en 1947 sus pensadores exiliados estaban haciendo prácticamente lo mismo en nombre de la Universidad de California. Para entonces, Adorno y sus colegas -habiendo pasado la guerra ayudando al gobierno estadounidense en su campaña contra Hitler- habían rechazado por completo cosas como la revolución y la lucha de clases, lo que sin duda pone en duda sus verdaderos motivos. ¿Queremos corregir este riesgo inmanente por intereses egoístas única y exclusivamente altruistas?
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