La unipolaridad estadounidense, los Brics y el mundo multipolar

 

Fuente: https://www.sinistrainrete.info/articoli-brevi/28824-piccole-note-l-unipolarismo-usa-i-brics-e-il-mondo-multipolare.html

El multipolarismo de los Brics no es un bloque opuesto al unipolarismo estadounidense, sino otra visión del mundo más realista

El anuncio de la solicitud formal de adhesión de Turquía a los Brics, del que también informó ayer la autorizada Bloomberg (como ya informamos), no era cierto, según declaraciones posteriores de Ömer Çelik, vicepresidente y portavoz del AKP (el partido gobernante), que sin embargo confirmó el fondo de la cuestión: «Nuestro presidente [Erdogan] ha declarado varias veces que queremos convertirnos en miembro de los BRICS. Nuestra exigencia al respecto es clara, el proceso está en marcha».

Un plazo más largo, pues, pero el camino está trazado. Los medios de comunicación, además, han relanzado la noticia de la presencia de Erdogan en la cumbre de los BRICS que se celebrará en Kazán a finales de octubre (Ansa), a la que también asistirá por primera vez el presidente de Bolivia, Luis Arce, según anunció la ministra de Asuntos Exteriores, Celinda Sosa.

Azerbaiyán también tiene la intención de unirse al club de los BRICS, con una solicitud presentada inmediatamente después de la visita de Putin a Bakú el 20 de agosto. En resumen, el club resulta cada vez más atractivo y su número de miembros aumenta, mientras que, por el contrario, el club del G7 -que no debe confundirse con el G20 en el que participan varios países del Brics- está cada vez más desdibujado y esclerótico, es cada vez más un organismo residual de un pasado que no quiere pasar e incapaz de reformarse.

El G7, además, es por naturaleza excluyente y elitista - de ahí también su incapacidad para relacionarse con el mundo de una manera que no sea muscular - a diferencia de los BRICS, que, por el contrario, se han posicionado desde su génesis como un polo de atracción mundial, lo que explica en parte su dinamismo diferente y alternativo.

No dos polos, sino perspectivas diferentes

Si la misión del G-7 es la preservación del sistema mundial de gobierno impulsado por Estados Unidos, el organismo BRICS tiene connotaciones revolucionarias, ya que su misión es crear un sistema mundial no subordinado a Estados Unidos.

Esta contienda global se enmarca generalmente como una lucha entre el unipolarismo que retorna -o que no quiere pasar- y el multipolarismo, pero este encuadre necesita ser detallado, como lo hace admirablemente Ted Snider en Antiwar, según el cual EEUU también se equivoca en su comprensión de los términos y perspectivas de la dialéctica actual.

Tanto porque no comprenden que la multipolaridad no es un horizonte futuro posible, al que obviamente hay que oponerse, sino una realidad en curso, como porque «en su incapacidad para adaptarse, EEUU se aferra a la batalla para impedir que el mundo unipolar vuelva a caer en la bipolaridad». EEUU sólo es capaz de ver un mundo dividido en dos bloques: ve a todas las naciones que aceptan su hegemonía como parte de un bloque y a todas las naciones no alineadas que habitan el mundo multipolar, que se niegan a elegir entre dos bandos, como otro bloque. Es decir, EEUU es incapaz de ver más allá del mundo bipolar y confunde la realidad [en la que se reconoce] multipolar como otro bloque y opuesto dentro de un mundo bipolar».

«Este malentendido impide a EEUU alinearse con la inevitable nueva realidad del orden internacional [...] Los miembros del emergente mundo multipolar no ven el nuevo mundo como uno en el que deban elegir bando. EEUU sigue cortejando a los países con regalos y amenazándoles con sanciones para seducirles y que establezcan asociaciones exclusivas. Esta anticuada visión del mundo de EEUU le limita a cortejar desesperadamente a los países para inducirles a establecer «relaciones exclusivas» que, sin embargo, están ahora fuera del horizonte de los países sometidos a sus morbosas atenciones.

Los BRICS y las relaciones paradójicas

«Las naciones no alineadas están tomando partido: pero no entre Estados Unidos por un lado y Rusia y China por otro, sino entre la visión monógama y unipolar del mundo de Estados Unidos y una visión sin trabas del mundo Rusia-China, que permite a estos países mantener relaciones múltiples para perseguir sus propios intereses y no los intereses del hegemón. Las naciones no alineadas no eligieron a Rusia o a China por encima de Estados Unidos: eligieron la cosmovisión del par Rusia-China por encima de la de Estados Unidos.

«[...] Un mundo multipolar significa no tener que elegir entre Estados Unidos y Rusia, sino optar por cooperar con ellos de diferentes maneras en cuestiones en las que existen convergencias [...]. Crear relaciones específicas basadas en intereses reales dentro de un mundo multipolar, en lugar de alianzas ideológicas [propias del unipolarismo ed.], significa no sólo tener relaciones paradójicas con diferentes países, sino también relaciones paradójicas con el mismo país».

Resulta esclarecedor, para explicar lo que Snider entiende por relaciones paradójicas en el contexto del mundo multipolar, el caso de India, sobre el que se detiene el artículo, que mantiene fructíferas relaciones con Estados Unidos, pero que no tiene intención de renunciar, como le pide insistentemente Washington, a mantener estrechas relaciones con Rusia (respetando Moscú la libertad de Nueva Delhi, evitando presiones en sentido contrario).

El caso indio también pone de relieve lo que el periodista entiende por relaciones paradójicas entre dos países, ya que Nueva Delhi sigue inmersa en una acalorada rivalidad regional con China a pesar de compartir con ella la pertenencia a los BRICS. Una rivalidad que incluso le ha llevado a unirse a la Quad, la alianza estratégica liderada por EEUU entre Australia, Japón, India y Estados Unidos, creada para contener a China. Un conflicto que, sin embargo, no le impide mantener convergencias con Pekín sobre perspectivas globales, sobre todo la de superar el unilateralismo estadounidense.

Estados Unidos y el juego de suma cero

De gran interés, y digno corolario del análisis de Snider, es un artículo de Eduardo Porter publicado en el Washington Post, que explica, ya desde el título, que «El pensamiento de suma cero está destruyendo a Estados Unidos»; el subtítulo es explicativo: «Debemos resistir la tentación de pensar que el éxito de los demás se produce a nuestra costa».

Ese pensamiento, que atribuye a toda la esfera política estadounidense, desde Trump hasta los demócratas, impide que Estados Unidos se relacione de forma provechosa con el resto del mundo, generando postulados, y prácticas consiguientes, tan insensatos como aquel según el cual «el ascenso de China equivale al declive de Estados Unidos».

Incapaz siquiera de pensar en relaciones win-to-win, en las que todos salgan ganando, la visión estadounidense se reduce a un 'nosotros' contra 'ellos', con todas las consecuencias pertinentes, incluidas las violentas. Una visión que, como demuestran los estudios citados en el artículo, también va en detrimento del compromiso y la capacidad de innovación, como de hecho están demostrando con su dinamismo los BRICS, donde prevalece la relación «win-to-win».

El artículo de Porter es insólito en el panorama intelectual estadounidense e ilumina, como el de Snider, la deriva del Imperio americano. En efecto, esta «ideología de suma cero está arrastrando la política estadounidense en una dirección extraña y oscura que desmiente su historia como próspera democracia liberal de mercado». Y, por supuesto, le impide comprender y abrazar la nueva realidad multipolar.




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