La "paz" según Úrsula significa el fin de Europa

por Alessandro Bianchi

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"Viva Europa". "Slava Ukraini". La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, eligió este oxímoron para terminar su discurso en la Conferencia sobre la Recuperación de Ucrania (ERC 2023), un festival de los belicistas y buitres más extremistas que se celebró ayer, miércoles 21 de junio, en Londres bajo la supervisión del halcón Sunak y con la infaltable presencia del cómico de Kiev.

"Viva Europa". Estas palabras las pronuncian quienes, en nombre de la Unión Europea (una organización supranacional sin ninguna referencia democrática a los pueblos de los Estados miembros), están destruyendo el continente europeo. "Slava Ukraini". Desde el golpe de Estado de 2014, fomentado y deseado por Estados Unidos y la UE, el régimen títere de extrema derecha de la OTAN instalado en Kiev ha empujado a Europa hacia un abismo cada vez más profundo, culminando con el atentado terrorista contra la mayor estructura logística de Europa, el Nord Stream.

Un oxímoron

Al igual que es claramente un oxímoron que el presidente de la Comisión Europea hable de la "reconstrucción" de Ucrania. Hacer negocios sobre el cadáver ucraniano será en gran medida el gran tiburón, Blackrock, y el discurso de Úrsula sólo sirve para conseguir 50.000 millones en nuevas "ayudas" que se enviarán a Kiev en los próximos meses. Las industrias bélicas y especulativas europeas dan las gracias, los pobres contribuyentes lloran.

Pero es en una entrevista en el Corriere della Sera de hoy donde la comisaria jefe ofrece lo mejor del repertorio de los halcones de guerra. En primer lugar, Úrsula nos recuerda cómo está el futuro de Ucrania dentro de la Unión Europea: "Ucrania, a pesar de la guerra, está haciendo reformas importantes que nosotros exigimos: tienen que dar siete pasos, ya han dado dos y han avanzado mucho en los otros cinco. Los dos hechos serán probablemente o bien el reclutamiento obligatorio impuesto en las calles y las personas abandonadas a la vista del público atadas a los árboles, o bien el lugar de proscripción de los "enemigos" del régimen, Myrotvoretz, donde la marcha del ex primer ministro Silvio Berlusconi fue saludada recientemente con una bonita "liquidación".

El comisario jefe, en la continuación de la entrevista con Corriere, subrayó entonces que, desde el punto de vista de la UE, Crimea es un objetivo porque no interfiere en lo que decide la junta golpista de Kiev. Y ello a pesar de que el ministro ruso de Defensa, Shoigu, recordó, incluso ayer, cómo los ataques con armas occidentales contra la región rusa serían considerados por Moscú como motivo de un enfrentamiento bélico directo con Occidente. Las palabras de Úrsula acercan el papel beligerante activo de los países de la UE.

Viva Europa", "Slava Ukraini".

Sin embargo, el punto más interesante de la entrevista de la comisaria jefe se refiere a la "paz". Sí, porque Úrsula dice que piensa en la paz, pero sólo si impone (por la fuerza, por supuesto) el plan de 10 puntos de Kiev. Además, pero esto Ursula finge no saberlo, la paz había sido alcanzada y firmada por Kiev en marzo de 2022 en Estambul y el texto fue mostrado por Vladimir Putin a la delegación africana que acudió a San Petersburgo el 17 de junio, tras haber sido burlada el día anterior por la junta de Kiev.

El acuerdo se había alcanzado -tras una llamada telefónica a tres bandas entre Xi, Scholz y Macron a principios de marzo de 2022-, los rusos habían empezado a aplicarlo, retirándose de la zona alrededor de Kiev, y entonces llegaron las visitas de Boris Johnson y los halcones de la UE que obligaron al Estado títere de Kiev a dar media vuelta. La farsa de Bucha y los desplantes a favor de la continuación de la guerra por parte de los medios de comunicación pro-OTAN han hecho, desgraciadamente, el resto.

Tras el referéndum de septiembre de 2022, ahora es objetivamente más difícil encontrar un nuevo acuerdo. El punto de partida, sin embargo, sólo y únicamente puede ser el plan chino, que, como recordó la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Mao Ning, busca una síntesis con el africano. En su última visita a Moscú, XI se lo propuso a Putin, y el presidente ruso le dio garantías precisas de que estaba dispuesto a sentarse a la mesa de negociaciones sobre esa propuesta.

Y ahora le toca el turno a Europa, a centímetros del apocalipsis. Europa (no la UE), Europa debe hacer lo mismo con el régimen de Kiev.

¿Significa esto acabar con los belicistas más extremistas que estuvieron ayer en Londres en el ERC? Sí, significa exactamente eso.

¿Significa romper con la visión de EEUU, Reino Unido y los regímenes rusófobos de Europa del Este? Sí, significa exactamente eso.

¿Significa cuestionar esa organización obsoleta que es la única fuente de guerra, destrucción y miseria conocida como OTAN? Sí, significa exactamente eso.

Pero, al fin y al cabo, es la única solución por la que Europa (el continente) puede pensar en tener (larga) vida, deteniéndose a sólo unos centímetros del abismo existencial al que la han empujado los belicistas à la Ursula.

Y hay una primera oportunidad: la petición de Macron (real o caballo de Troya) de asistir a la cumbre de los Brics en Sudáfrica debe ir ligada a un compromiso concreto por la paz. Real y no de Úrsula. El presidente de Sudáfrica, anfitrión de la cumbre a finales de agosto y portavoz del plan de paz africano (que pronto podría encontrar una síntesis con el chino) debe vincular cualquier invitación a Macron a una condición necesaria y no negociable: un compromiso en nombre de Europa (no de la UE) para llevar a la junta de Kiev a la mesa de negociaciones. ¿Significa esto ir en contra de la OTAN y de los belicistas presentes ayer en el ERC? Sí... y también desenmascarar a los indeseables caballos de Troya del nuevo mundo multipolar.

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