¿Qué pasa con los británicos?

Was ist denn bei den Briten los?

La libra esterlina en su mínimo histórico, los tipos de interés del gobierno se disparan

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La otrora prestigiosa libra esterlina, la moneda del Reino Unido y hasta hace poco una de las grandes divisas de reserva del mundo, ha experimentado un desplome sin precedentes en los últimos días. Sólo en los últimos 14 días, la libra esterlina ha perdido más de un 10% de su valor frente al dólar estadounidense y el lunes se situó en el nivel más bajo de su historia, en 1,038 GBP/USD. Desde el verano pasado, la libra ha perdido más de una cuarta parte de su valor. Son condiciones que, por lo demás, sólo se conocen en las monedas del tercer mundo.

Al mismo tiempo, los tipos de interés que el nuevo ministro de finanzas británico, Kwasi Kwarteng, tiene que pagar por su deuda nacional en los mercados de bonos se disparan. Desde principios de mes, el rendimiento actual de los "gilts", como se denominan los bonos del Estado en la jerga bursátil, ha pasado del 2,6 al 4,1 %. Hace un año, estos bonos del Estado todavía costaban menos del 0,2% de interés. El nombre "gilts", por cierto, viene de "gilt-edged", porque en el pasado el Gobierno de Su Majestad solía dar a las piezas físicas un borde dorado para sugerir una solvencia y un valor especiales. Bueno, el barniz ya se ha quitado...

El desencadenante del desplome de los precios de las divisas y los bonos fue la presentación del presupuesto y los recortes fiscales previstos por la nueva Primera Ministra Liz Truss el pasado viernes. Para mitigar los costes de la explosión de los precios de la energía, el Reino Unido tendrá que conseguir al menos 60.000 millones de libras (actualmente algo menos de 70.000 millones de euros) en nueva deuda en los mercados de capitales en los próximos 6 meses. Al mismo tiempo, los recortes fiscales, con los que Truss quiere impulsar la economía británica, son criticados por ser inadecuados para este fin, ya que alivian principalmente a las rentas más altas y, por tanto, no tienen un efecto económico amplio.

Pero las verdaderas causas son más profundas. Los consumidores y la industria llevan más de un año sufriendo los desorbitados precios del gas. Ya en 2021, varios proveedores de gas de las Islas Británicas entraron en dificultades financieras, y muchos consumidores ya no pueden pagar sus facturas de gas. Esto es así a pesar de que desde hace mucho tiempo existe un tope de precios legal para los costes energéticos privados. Esto se debe también a que el gas natural no sólo es una energía importante para la calefacción en los hogares ingleses, sino que también se utiliza ampliamente para cocinar y hornear. No ayuda que el propio Reino Unido tenga grandes yacimientos de gas y petróleo en el Mar del Norte. Pues el rendimiento de éstas ha ido disminuyendo durante 20 años, y no se ha invertido en nuevas fuentes porque el futuro de los combustibles fósiles se consideraba políticamente incierto. No es de extrañar que la tasa de inflación oficial en julio sea ahora del 10,1 %.

Las sanciones económicas contra Rusia, en las que el gobierno británico se ha destacado hasta ahora, en sintonía con Estados Unidos, han coronado todo. Una buena lección de lo que, por desgracia, también podríamos enfrentarnos en invierno.

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