De Balfour a Blair: ¡El juego de Occidente en Palestina!



por Adem Kılıç 

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Poco después de anunciar el reconocimiento de Palestina como Estado, Gran Bretaña envió al ex primer ministro Tony Blair para obstaculizar la autodeterminación palestina, en línea con el llamado “acuerdo de paz” del presidente estadounidense Trump.

Este movimiento volvió a poner de relieve la hipocresía histórica y la mentalidad colonialista de Washington, Londres y, en esencia, de Occidente.

Tony Blair ya no es solo un “asesor”, sino una figura encargada de proteger los intereses occidentales e israelíes en Gaza y gestionar el proceso de transición posbélico.

El legado de Blair en Irak y los crímenes de guerra

El legado de Tony Blair en Irak demuestra claramente lo poco fiable que es cuando se trata de Palestina.

Miles de civiles perdieron la vida y se produjeron masacres y destrucción sistemática durante la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003.

Tony Blair, quien convenció al entonces presidente estadounidense Bush de declarar la guerra, admitió años después que en Irak no había armas de destrucción masiva y que habían actuado sobre la base de información falsa de los servicios de inteligencia.

Sin embargo, esa confesión y el proceso, que desataron intensos debates en términos de derecho internacional, nunca han sido objeto de un juicio internacional.

Ahora, esta figura se está convirtiendo en un actor clave en la "reconstrucción" de Gaza, de acuerdo con un supuesto acuerdo de paz que sirve enteramente a los intereses de Israel.

El plan “Riviera” de Trump y Netanyahu

Tony Blair ha declarado explícitamente su apoyo a un proyecto que rediseñaría Gaza como una “Riviera” y un “centro comercial” según los intereses estadounidenses e israelíes.

La semana pasada, el Financial Times informó que el plan “Riviera de Trump”, diseñado por Boston Consulting Group y liderado por inversores israelíes, contemplaba la apertura de Gaza al capital internacional, y que Blair apoyaba dicho plan.

Sin embargo, en este proceso nunca se consultó la opinión de los palestinos. Aunque el plan de 20 puntos presentado afirmaba que los palestinos no serían expulsados, no se daba ninguna información sobre el tipo de vida que llevarían bajo el nuevo plan.

Engaño diplomático

El presidente estadounidense Donald Trump hizo la vista gorda ante los ataques israelíes contra negociadores de Hamás en Doha, y al mismo tiempo reveló sus verdaderas intenciones al negar el visado al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, para asistir a la ceremonia de la ONU.

Este movimiento no fue dirigido contra la administración de Abbas, que ya ignora los derechos de Gaza, sino que fue un paso hacia el desprecio total del pueblo palestino.

Trump tomó medidas que privaron a los palestinos de su derecho a decidir sobre su propio futuro ante los ojos del mundo, y luego anunció de inmediato un supuesto plan de paz que ignoraba a los palestinos, como colofón a sus acciones.

La designación de Blair también se reveló como parte de esta ironía diplomática.

Su responsabilidad en las masacres en Irak y su autodefinición como “judío evangélico” demuestran que su función real es limitar el derecho de Palestina a determinar su propio destino y aplicar las políticas estadounidenses e israelíes.

De Balfour a Blair: el enfoque colonial británico sobre Palestina

Ha pasado más de un siglo desde que Arthur Balfour, otro ministro británico, emitió en 1917 su declaración que sentaría las bases para el Estado de Israel, prometiendo “un hogar nacional para el pueblo judío”. Ahora parece que Estados Unidos e Israel intentan introducir un nuevo enfoque Balfour.

Washington y Tel Aviv asumen un papel central con una nueva jugada Balfour, y la presencia de Tony Blair en este proceso marca el renacimiento de esa ironía histórica.

En un análisis general, está claro que al pueblo palestino se le niega el derecho a determinar su destino incluso en su propia tierra, y la designación de Tony Blair, considerando sus crímenes de guerra pasados y políticas destructivas en Irak, demuestra que él no es más que un proyecto para Palestina.

Conclusión

El proceso de transición en Gaza se está modelando de acuerdo con los intereses de las potencias internacionales, y la capacidad de los palestinos para controlar su propia seguridad y su futuro económico y político queda completamente anulada.

Esta situación también busca limitar las esperanzas de Palestina de crear su propio Estado y su resistencia social.

Los Estados árabes, que se han visto obligados a aceptar la idea de que “la peor paz es mejor que la guerra”, actualmente siguen tomando medidas para poner fin a la opresión en Gaza en este contexto.

En resumen, la historia se repite una vez más de manera irónica: tras la jugada de Arthur Balfour hace más de un siglo, las nuevas figuras llevadas a escena por Washington y Tel Aviv están poniendo en marcha un nuevo juego para seguir decidiendo el destino del pueblo palestino desde el exterior.

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