Laurent Ozon: breves reflexiones sobre la tragedia siria y sobre la retirada y reorientación geopolítica de Irán
Por Laurent Ozon.
Si las fuerzas que originan este estado de tensión financian organizaciones internas capaces de amplificar la insatisfacción generada por este descontento (opositores, organizaciones, formaciones, medios, etc.), estas pueden rápidamente provocar inestabilidad (manifestaciones, disturbios, etc.). Esto requiere medidas de mantenimiento del orden que, a su vez, serán utilizadas para sostener la narrativa del "cambio de régimen" bajo el tema "el dictador no quiere irse y reprime a su población". Este argumento justifica nuevas medidas de aislamiento económico, sanciones y financiación de las oposiciones, que a su vez alimentan el ciclo de "amenaza, tensión, sanción, desestabilización", hasta llegar a la guerra o el colapso.
En Siria, el trabajo ya está hecho. La narrativa mediática ahora busca atenuar temporalmente el efecto de "Han puesto a terroristas en el poder" difundiendo historias horribles sobre el régimen de Assad, que evidentemente ya no puede defenderse. Otro método utilizado es suavizar el perfil de los "socios" de Occidente en Siria ("rebeldes moderados, yihadistas arrepentidos y pragmáticos, etc.), lo que también busca relativizar la responsabilidad de las élites occidentales que derribaron el Estado sirio.
El discurso pronto será reemplazado por una mezcla de "la esperanza es lo último que se pierde" y "allí hay gente peligrosa", que permitirá justificar ante la opinión pública la apropiación de territorios y recursos en Siria por parte de Israel y Estados Unidos. Desde esta perspectiva, estamos en una fase en la que estas narrativas ya se desarrollan simultáneamente, pero en diferentes medios especializados. Luego llegará el momento en que la gente se enfocará en otros temas, hasta que un atentado, una explosión migratoria o una nueva guerra en un Estado vecino vuelva a poner el asunto en el foco.
Estas tonterías llevan décadas sucediendo.
La narrativa del "eje de la resistencia" seguía una estrategia de proyección e influencia de Irán hacia el Mediterráneo y como un puente hacia Europa, donde deseaba vender sus recursos. Irán ya no tiene esperanzas de superar los bloqueos europeos debido a la influencia israelí, tanto directa como indirecta, sobre las redes políticas europeas. Por lo tanto, ha renunciado lógicamente a su eje "romántico" para colocarse bajo el paraguas chino y dejar que los europeos y los sunitas lidien por su cuenta con el expansionismo israelí y el caos estadounidense.
Por un tiempo, al menos, lo suficiente como para dejar que pase la tormenta, asegurar discretamente su territorio con el arma nuclear y estabilizar su situación económica y financiera a través de los BRICS y la gestión de las tensiones etno-comunitarias en su periferia.
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