Cambio de régimen
por Andrea Zhok
https://www.ariannaeditrice.it/articoli/regime-chang
De vez en cuando hay alguien que recuerda lo dura que es la vida en Cuba o en Venezuela, cómo sufre la población, cómo la economía está en graves apuros. A menudo estas personas prosiguen asumiendo, o al menos sugiriendo, que esto es responsabilidad de gobiernos iliberales, que por tanto sería deseable ver derrocados, permitiendo así finalmente emancipar al pueblo de la miseria.
No se sabe nunca si por ignorancia o mala fe, pero estas personas siempre olvidan mencionar un detalle.
Países como Cuba y Venezuela están bajo la presión de devastadoras sanciones internacionales promovidas por Estados Unidos.
Cuba está bajo sanciones desde siempre, desde que se atrevieron a expulsar al dictador proestadounidense Fulgencio Batista (1959).
Venezuela está bajo embargo, con impedimento para vender su propio petróleo y acceder al sistema crediticio internacional desde 2017 (primer mandato de Trump). Entre 2017 y 2024, Venezuela ha sufrido pérdidas estimadas en torno a 226.000 millones de dólares debido a este cerco.
El jueguito estadounidense es siempre el mismo, en cualquier parte del mundo: ejercen una combinación de chantajes económicos, amenazas (o directamente intervenciones) militares, y financiación de fuerzas proestadounidenses dentro del país al que quieren meter mano. Este desgaste sigue hasta conseguir la llegada al poder de uno de sus títeres, en formas que se presentan como “expresión espontánea de la voluntad popular”.
Sea Pinochet en Chile o Al-Jolani en Siria, sea Guatemala, Nicaragua, Bolivia, Libia, etc., el esquema se repite con pequeñísimas variaciones.
No hay nada misterioso en ello. Se trata de política imperialista ordinaria.
La única cosa en este cuadro que roza el misterio es la reactividad de los “emancipadores de resorte” en los países occidentales. Se trata de ingenuos tan embarazosos como frecuentes, en su mayoría baizuo, que de vez en cuando son despertados por el periódico matutino en el papel de intrépidos libertadores de pueblos oprimidos.
Hasta la noche anterior ni siquiera sabían de la existencia de tal o cual terrible régimen iliberal y hambreador, pero al día siguiente, de golpe, se descubren protectores de campesinos y derechos civiles en algún país remoto donde – qué casualidad – justo está en marcha un “regime change made in USA”.
Luego, típicamente, el día después de que el nuevo régimen “amigo” ha tomado el poder, olvidan en tiempo real la existencia de ese mismo país, convencidos – se supone – de que, a partir de ese momento, la suerte de los pueblos que les preocupaban tanto se ha resuelto definitivamente, hasta el punto de que ya no merece la pena ocuparse más de ellos.
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