Pueblo y concepto de pueblo: Alemania como país de los alemanes
por Nicole Höchst
https://ansage.org/volk-und-volksbegriff-deutschland-als-land-der-deutschen/
Quien afirma que no existe un pueblo alemán, no solo contradice el sentido común, sino también la Constitución fundamental de la República Federal de Alemania. La Ley Fundamental habla claramente en varios apartados del “pueblo alemán” — ya en la preámbulo se indica que el “pueblo alemán” se ha dado esta Ley Fundamental. El artículo 20 señala que todo poder emana del pueblo, y en el artículo 116 se define con precisión quiénes son considerados alemanes según la Ley Fundamental. Sin el pueblo alemán, no habría una base constitucional para la República Federal. Por tanto, el término no es una idea vaga o una construcción nostálgica, sino un concepto jurídico central.
Desde el punto de vista histórico y cultural, el pueblo alemán no es una invención, sino una comunidad que se ha formado a lo largo de los siglos, con un idioma, una literatura, una filosofía, una historia del derecho y de la cultura comunes. Que esta comunidad haya cambiado con el tiempo — por guerras, migraciones y cambios sociales — no significa que no exista. Los pueblos no son construcciones rígidas, sino comunidades vivas y en desarrollo. Quienes niegan su existencia subestiman que la identidad cultural no depende de una homogeneidad total, sino de puntos de referencia, experiencias y autocomprensión compartidos.
El principio de la ascendencia no es ni despectivo ni excluyente
La acusación de que sea “racista” otorgar la nacionalidad por ascendencia tampoco aguanta un análisis objetivo. El llamado principio de ascendencia — en términos jurídicos, el “ius sanguinis” — está difundido en todo el mundo. En la mayoría de los países europeos, pero también en Estados como Japón, Israel o muchos países árabes, es habitual que los hijos hereden automáticamente la nacionalidad de sus padres. No se trata de “sangre” o “raza”, sino de una pertenencia jurídica por vínculo familiar.
La idea de que un niño es alemán si uno de sus padres lo es, no es ni despectiva ni excluyente, sino una expresión de una relación jurídica entre la familia y el Estado. El racismo no consiste en establecer reglas para adquirir la ciudadanía. El racismo empieza donde las personas son despreciadas, desposeídas de sus derechos o excluidas de forma general por su origen, color de piel o cultura.
No ilimitadamente sin fronteras
Eso no hace la ley alemana de nacionalidad. Existen caminos claros y comprensibles para la naturalización, la ley está abierta a la pertenencia, pero, como cualquier estado funcional, exige ciertos requisitos para la membresía. En una sociedad abierta no es contradictorio tener reglas claras sobre quién pertenece. Al contrario: solo si existe una comunidad definida, se puede hablar de solidaridad, responsabilidad y derechos de forma coherente.
El pueblo alemán existe, está constitucionalmente establecido, sostiene la democracia y está abierto a nuevos miembros — pero no sin límites. Quien niega la existencia del pueblo o califica el principio de ascendencia de racista, no comprende ni la ley ni la realidad.
La autora es diputada en el Bundestag desde 2017 por el AfD.
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