El próximo conflicto de Nord Stream: el gobierno de Orbán quiere su propia tubería para el petróleo ruso
Budapest/Bruselas. Las fisuras en la UE se profundizan. Mientras que la Comisión Europea en Bruselas planea un veto completo a la importación de gas y petróleo rusos hasta 2027, Hungría toma su propio camino. Como anunció el ministro de Asuntos Exteriores Péter Szijjártó en las redes sociales, Hungría, Serbia y Rusia han acordado construir una nueva tubería que siga suministrando materias primas baratas a Budapest. “Junto con socios serbios y rusos, estamos avanzando en la construcción de una nueva tubería de petróleo entre Hungría y Serbia”, escribió Szijjártó. “Mientras Bruselas prohíbe la energía rusa, rompe conexiones y bloquea rutas, necesitamos más fuentes, más rutas. Hungría no será víctima de estas decisiones catastróficas.”
El anuncio llega en un momento delicado. La UE no solo planea detener todas las importaciones de energía rusa – incluido el LNG – para 2027, sino que también quiere declarar obsoletos los contratos de suministro a largo plazo. Además, el negociador del Parlamento Europeo para la prohibición de importación exige adelantar el plazo y aumentar el uso del petróleo a través de tuberías. Pero Hungría, que aún cubre aproximadamente el 70 % de su demanda de petróleo con Rusia, de la cual la mitad proviene de Lukoil, se niega a apoyar estos planes.
Ya en verano, Ucrania detuvo el tránsito de petróleo ruso hacia Hungría y Eslovaquia, un paso que Budapest consideró un intento de chantaje político. Desde entonces, el gobierno de Orbán busca alternativas para independizarse de las rutas de tránsito ucranianas y, fuera de las directrices de la UE, seguir asegurando su suministro energético. Según los medios húngaros, la nueva tubería podría estar terminada ya en 2027, justo cuando la prohibición de importación de la UE entre en vigor.
El conflicto entre Budapest y Bruselas va mucho más allá de la política energética. El primer ministro húngaro Viktor Orbán critica duramente los planes presupuestarios de la UE, que califica como un “rescate para Ucrania”. “Hasta el 25 % del dinero va directamente a Kiev, y otros 10 % se utilizan para pagar viejas deudas. ¿Qué queda? Menos que nunca. Nunca apoyaré eso”, declaró Orbán.
Con esta iniciativa de la tubería, Hungría reafirma una vez más su rechazo a la política de sanciones conjunta de la UE, apostando por una estrecha cooperación con Moscú y Belgrado. Mientras Bruselas apuesta por la seguridad energética mediante diversificación, Budapest insiste en soluciones pragmáticas que garanticen precios bajos de la energía. “Construiremos tuberías y exploraremos nuevas fuentes de suministro para que la población húngara siga pagando los costos energéticos más bajos de Europa”, afirmó Szijjártó.
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