La era del post-periodismo. Por qué ya nadie cree en los periódicos
La pérdida de credibilidad en la información desemboca en una dependencia de algoritmos «que no tienen señores»
de Alice Carrazza
https://www.barbadillo.it/123233-lera-del-post-giornalismo-perche-nessuno-crede-piu-ai-giornali/
Todo está en orden y, sin embargo, nada está organizado. Tampoco sirve hacerse ilusiones: la idea de que la opinión pública todavía pueda movilizarse en torno a algo ya es del pasado. La mayoría ha dejado de leer los periódicos. No los hojean, no los abren, no les creen. Estamos en la era del post-periodismo.
La era del hombre cualquiera
Hoy, la noticia se busca en TikTok. Los comentarios llegan vía Instagram. Los resúmenes los pasan por Telegram. Si preguntas por qué, la gente responde: «Allí las noticias no están manipuladas». Así, la voz del columnista, del político, del conductor en doble botonera, ya no importa para nadie. Mejor el hombre cualquiera, con un micrófono USB y tres luces LED. El que habla desde el coche o desde su pequeña habitación. Que comete errores en los conjugaciones, pero parece «verdadero». Que se dice que no tiene dueños, o al menos, que te mira a los ojos — en realidad, desde la pantalla.
Ideología sin realidad
El pensamiento crítico, entonces, se evapora a la misma velocidad que el próximo video. Es deprimente, sí. Pero lo entiendo. Porque justo allí está el problema: el periodismo ha perdido credibilidad. Ha abandonado su rol de observador. Ha tomado postura, muchas veces sin saber cómo hacerlo o sin siquiera estar convencido. Ha abrazado la ideología, ha perdido la realidad. Ha aceptado convertirse en algoritmo, contenido, «tema de tendencia». Así, en la búsqueda de atención, ha perdido autoridad. Y los lectores se han dado cuenta.
Todos hablan de todo
Antes, una declaración era verdadera si la pronunciaba alguien con el derecho, el rol y la responsabilidad de hacerlo. Lo explicó, hace décadas, el filósofo francés Michel Foucault: existe un orden que determina quién puede hablar y con qué legitimidad. Pero hoy, con la ilusión democrática de las redes sociales, todos hablan de todo. Pero en este caos general, nadie sabe realmente nada. Y cuidado: no es porque falte información, sino porque ya no hay espacio para pensarla. Ya no hay jerarquía entre verdad y mentira, entre verificado y rumor. Entre autor y personaje. Solo importa lo que funciona. Lo que circula. Lo que «rompe». ¿El resultado? La palabra ya no tiene peso. Todo es discurso, y por lo tanto, nada lo es. Todo es visible, pero en realidad, no se ve nada. Vivimos en un tiempo donde la opinión precede a los hechos. Donde la reacción vale más que la reflexión. Donde ya no se busca quién sabe, sino quién confirma lo que ya pensamos.
Cállate, nadie te escucha
Esto es el post-periodismo: no la muerte del periodismo, sino la ruptura irreparable entre el escritor y el lector. Entre quien debe explicar y quien ya no quiere escuchar. ¿Por qué? Porque está cansado. Y entonces, no sirve hablar más fuerte, más largo o más a menudo. Quizá sea mejor hablar menos, pero mejor. Incluso, es necesario callarse. O dedicarle al discurso una palabra a la vez.
Commentaires
Enregistrer un commentaire