«La Derecha y el Estado», de Spartaco Pupo: un estudio sobre las categorías del pensamiento político
El volumen destaca una corriente de resistencia espiritual a la disolución nihilista producida por el racionalismo abstracto y el individualismo desenfrenado
por Giusy Capone
En tiempos en los que la modernidad avanzada se complace en la licuefacción de todo arraigo identitario y en la celebración de un universalismo sin alma, La Destra e lo Stato, de Spartaco Pupo, se impone como una obra necesaria, un gesto de restauración intelectual que recuerda a los lectores más avisados que la derecha no es ni una caricatura nostálgica del pasado ni una aberración patológica de la política, sino una de las tradiciones más nobles del pensamiento occidental, moldeada por la conciencia trágica de los límites inherentes a la naturaleza humana y de la necesidad de un orden superior que frene la deriva entrópica de la anomia democrática, como advertía Joseph de Maistre cuando escribía que la mejor Constitución para un pueblo es aquella que se da a sí mismo sin saberlo. Spartaco Pupo, con lucidez aristocrática y rigor científico, reconstruye la íntima y controvertida relación entre la Derecha y el Estado, mostrando cómo esta unión nunca se ha cristalizado en fórmulas dogmáticas, sino que siempre ha oscilado entre la exaltación del Estado como garante de la jerarquía y la tradición, y la desconfianza hacia las degeneraciones del estatismo nivelador y burocrático; y aquí resuena la lección de Carl Schmitt, que veía en el Estado al guardián supremo de la decisión soberana contra la neutralidad liberal informe. En esta oscilación no hay contradicción, sino fidelidad a una visión orgánica de la sociedad, en la que el Estado solo es legítimo en la medida en que se erige en guardián de las identidades históricas, de las aristocracias naturales, de los vínculos comunitarios forjados por la historia y el linaje. Pupo rechaza con firmeza el enfoque caricaturesco de quienes ven en la derecha una mera reacción irracional al progreso, y devuelve a esta tradición su auténtico estatus: el de una resistencia espiritual a la disolución nihilista producida por el racionalismo abstracto y el individualismo desenfrenado. No en vano, su estudio capta a la derecha como guardiana de valores permanentes, de esas verdades no negociables que sobreviven a los cambios de las modas políticas y a las veleidades utópicas de la izquierda, de acuerdo con la máxima de Donoso Cortés según la cual cuando no se cree en Dios, se acaba creyendo en cualquier cosa. A través de un agudo análisis de las diferentes almas de la derecha, desde el conservadurismo aristocrático hasta el nacionalismo identitario, desde el tradicionalismo orgánico hasta el populismo soberanista, Spartaco Pupo demuestra que la relación con el Estado siempre ha estado filtrada por una visión sacra de la política: el Estado, cuando es digno de ese nombre, no es una simple administración o un mecanismo procedimental, sino la encarnación visible de una voluntad histórica y espiritual, un baluarte contra el caos disolutivo de las pasiones atomísticas.
Con perspicacia y sentido de la medida, Pupo ilustra cómo, en la época contemporánea, la derecha ha tenido que afrontar nuevos retos: la globalización, la erosión de las soberanías nacionales, la colonización cultural llevada a cabo por élites cosmopolitas y tecnocráticas, contra las que se alza el recuerdo de la lección de Ortega y Gasset, según la cual las naciones no mueren porque sean invadidas, sino porque se vacían por dentro. Y, sin embargo, lejos de haberse extinguido, la derecha ha sabido renovarse, reivindicando la centralidad de la comunidad, la defensa de las fronteras, la restauración de la primacía política frente a las pretensiones morales y jurídicas de lo universal abstracto. Esta renovación, lejos de ser una capitulación, se revela como un retorno a los orígenes profundos de la derecha: la primacía de la sustancia histórica sobre la forma abstracta, de la raíz sobre el impulso, de la fidelidad sobre la novedad, según el principio formulado por Evola por el que la Tradición no es lo que fue, sino lo que es eterno. La derecha y el Estado es, por lo tanto, mucho más que una monografía erudita: es un manifiesto implícito de resistencia cultural, una invitación a redescubrir en la historia las razones eternas de la comunidad contra el cosmopolitismo desintegrador, de la jerarquía natural contra el igualitarismo artificial, del orden sustancial contra la anarquía disfrazada de libertad. Spartaco Pupo nos recuerda, con serenidad, que la derecha, antes que una doctrina política, es una postura espiritual ante el misterio trágico de la existencia, una fidelidad aristocrática a lo que no pasa. En una época que ha perdido el sentido del límite, de lo sagrado, de la tradición, leer esta obra equivale a un acto de reapropiación de la propia dignidad intelectual, a una reconquista de la profundidad frente a la alegre superficialidad de las masas.
En estas páginas hay un llamamiento silencioso pero poderoso a aquellos que no quieren rendirse al olvido, a aquellos que saben que toda civilización auténtica nace de un acto de lealtad y de un sentido del honor que ningún tiempo, por oscuro que sea, puede apagar.
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