El curioso caso de al-Julani
por Daniele Perra
Fuente: Daniele Perra & https://www.ariannaeditrice.it/articoli/il-curioso-caso-al-julani
Hace solo unos días, el embajador estadounidense en Turquía, Tom Barrack, intimó al Líbano a desarmar a Hezbolá, so pena de ser atacado conjuntamente por Siria e Israel.
Que uno de los objetivos del «conflicto sirio» era precisamente permitir a Tel Aviv rodear el Líbano es algo sabido y repetido en numerosas ocasiones. Con este fin, los milicianos qaidistas y del ISIS ocuparon la zona de Maaloula, en la frontera con el país de los cedros y cerca de la zona del valle de Beeka (bastión de Hezbolá), donde vive (vivía) una gran comunidad cristiana (diezmada para la ocasión). Y su liberación, en cooperación entre Hezbolá, el ejército árabe sirio, las milicias cristianas y las Fuerzas Quds, fue, junto con la liberación de Alepo, uno de los mayores éxitos del llamado «Eje de la Resistencia».
Ahora bien, es igualmente sabido que al-Julani es un activo de la CIA y el MI6, que durante mucho tiempo lo han alimentado en el enclave de Idlib con un flujo continuo de armas y dinero con el que se ha comprado a una parte importante de los funcionarios estatales del régimen anterior y a los empresarios vinculados a él. También es sabido que, antes de la caída de Damasco, Israel allanó el camino para la ofensiva qaidista con bombardeos selectivos, para luego destruir casi por completo el arsenal del EAS una vez alcanzado el objetivo (no hace falta decir que, antes de eso, existía un acuerdo tácito con Moscú —hoy evidentemente roto— que consistía en garantizar a Damasco un mínimo de control territorial y eficiencia militar).
En cualquier caso, hoy en día no existe un verdadero ejército sirio, a pesar de los intentos de al-Julani de legitimar a tal fin una aglomeración de milicias compuestas en gran parte por caucásicos y centroasiáticos. Por esta razón, las declaraciones de Barrack sobre el ataque conjunto contra el Líbano casi me hicieron sonreír. A pesar de que la posibilidad es real, también a la luz de las presiones de Estados Unidos sobre Beirut (cabe destacar el papel del enviado para Oriente Medio y África, Massad Boulos, estadounidense-libanés y padre del yerno de Trump). Y no dudo de que al-Julani pueda mostrar su disposición incluso ahora que está bajo el ataque israelí. A este respecto, me gustaría subrayar que Israel no quiere en absoluto «socios comerciales» (los tan alabados «acuerdos de Abraham»), sino simplemente súbditos sumisos (Jordania es un buen ejemplo). Israel no se conforma con una Siria sin Assad y sin influencia iraní. Israel quiere una Siria destruida y fragmentada, a pesar de los intentos de al-Julani de presentarse como un «amigo» de Israel, dispuesto a hacer concesiones sobre el Golán ocupado y a normalizar plenamente las relaciones. Hay que tener en cuenta que las recientes acciones (sensacionales) no están en absoluto dirigidas a la defensa de la comunidad drusa atacada por el Gobierno central. Están dirigidas a la expansión y ocupación del sur de Siria, tal vez hasta Damasco (como afirmó Smotrich en su momento). Y el «pobre» al-Julani es cómplice de Israel, no una víctima.
Como ya he dicho en otras ocasiones, la caída de Damasco supuso el fin de Siria. La actual no es Siria, es algo muy diferente.
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