El delito monetario y la economía circular



por Giovanni Sessa

https://www.centrostudilaruna.it/crimini-monetari-ed-economia-circolare.html

Dos publicaciones que han aparecido recientemente en las librerías llaman la atención sobre cuestiones económicas acuciantes, el "dinero justo" y la necesidad de superar el capitalismo en una economía circular. El primer tema se trata ampliamente en el libro de Alexander Del Mar, Storia dei crimini monetari, publicado por Mimesis y editado por Luca Gallesi (para pedidos: 02/21100089, mimesis@mimesisedizioni.it, pp.134, euro 12.00). La segunda es la piedra angular de las reflexiones que Antonino Galloni, economista y alumno de Federico Caffè, desarrolla en I nuovi Spartani. Superamento del capitalismo, moneta non a debito, economia circolare, publicado por Oaks (por encargo: info@oakseditrice.it, pp. 223, euro 18.00), con una introducción de Giacomo Maria Prati. Empecemos por el
primer volumen.

Como recuerda el editor en la extensa y exhaustiva introducción, Alexander Del Mar, ingeniero de minas nacido en Nueva York en 1836, se formó académicamente en Gran Bretaña y más tarde en Madrid. Forjó una serie de relaciones con el mundo editorial estadounidense que, a su regreso a casa, le permitieron fundar una prestigiosa publicación periódica de estudios económicos, The New York Social Science Review. Ocupó importantes cargos gubernamentales: representó a su país en el Congreso Internacional de Turín en 1866 y más tarde en el Congreso Internacional de Estadística celebrado en San Petersburgo. Fue un economista "herético" y, por ello, sus tesis fueron aceptadas tardíamente por la academia "económicamente correcta", sobre todo en lo referente a las políticas monetarias. Su producción de libros, realmente interminable, alimentó sin embargo el mundo ideal de destacadas figuras culturales, entre ellas, el poeta, igualmente 'herético' en el ámbito económico-político, Ezra Pound.

Del Mar no compartía la idea típicamente liberalista del dinero: "cuyo valor, determinado por la cantidad de metal precioso del que estaba compuesto, debía [...] relacionarse con el mecanismo de la oferta-demanda", recuerda Gallesi (p. 8). Una tesis errónea, porque no tiene debidamente en cuenta el hecho de que el dinero tiene, ciertamente, valor en sí mismo, pero determina el valor de otras mercancías. Además, tras la introducción del papel moneda, por no hablar del dinero electrónico, "ya no se puede atribuir al dinero un valor intrínseco" (p. 9). Del Mar está firmemente convencido de que sólo a la autoridad política corresponde establecer el valor del dinero y garantizar su circulación. Esta posición emerge con toda claridad en el libro que estamos comentando. Los argumentos del erudito comienzan con la presentación de la figura de Barbara Villiers, amante de Carlos II, el rey llamado a restaurar la monarquía inglesa tras la república de Cromwell. A la mujer, el soberano le concedió rentas de señoreaje: de ella, los nuevos poderosos, orfebres y banqueros, obtuvieron el privilegio de emitir dinero que, hasta entonces, había sido prerrogativa de la corona.

El economista presenta la larga y terrible historia de los "crímenes monetarios" debidos a la privatización del poder de acuñar moneda. Pound creía que el momento decisivo en este camino fue la fundación del Banco de Inglaterra (1694), Del Mar, como hemos visto, lo remonta a los años entre Cromwell y la restauración monárquica.

Con Historia de los delitos monetarios, Del Mar contribuyó a proporcionar una base teórica al movimiento político populista estadounidense. Al fin y al cabo, en los orígenes de la revuelta antiinglesa de los ciudadanos de las colonias americanas a finales del siglo XVIII, estaba la protesta contra el hecho de que se obligara a Pensilvania a no imprimir su propio papel moneda. La lucha política por una "moneda justa" llegó a un punto muerto con el "Crimen de 1873", es decir, con la introducción de la: "ley que suspende (suspende) oficialmente la acuñación del dólar de plata" (p. 14). Más tarde, durante la crisis de EE.UU. en 1893, quedó claro cuál era la situación en aquel país: "De un lado están los intereses [...] del dinero, la riqueza concentrada y el capital arrogante y despiadado [...] del otro lado están las multitudes", palabras del candidato presidencial Bryan. Este contexto no ha cambiado desde entonces; al contrario, ¡se ha convertido en el paradigma sobre el que se ha construido el mundo occidental!

El libro de Del Mar proporciona herramientas para comprender el presente y pensar en un futuro alternativo, en el que el elemento Trabajo prevalezca finalmente sobre el dominio indiscutible del Oro.

Una perspectiva no muy distinta anima las páginas de Los nuevos espartanos de Galloni, un estudioso que, de la economía "herética", es uno de los mayores intérpretes actuales. En la primera parte del volumen, el autor traza un mapa de las causas que, a partir de los años veinte, pusieron en marcha una transformación progresiva del capitalismo. Se detiene, en particular, en lo ocurrido en la esfera económico-productiva, desde los años cuarenta hasta los setenta. Rastrea, en los procesos metamórficos que condujeron a la afirmación del capitalismo cognitivo, un dato inequívoco: "los contornos de una perspectiva que ya no puede eludirse, relativa a la superación del capitalismo" (p. 15). En esta perspectiva, aborda el papel desempeñado por los ecologismos "sistémicos" en el actual reajuste mundial, antes de pasar a tratar, en la segunda parte del libro, cuestiones como la inflación, la deuda pública y privada y el desequilibrio económico inducido por estos factores. Por último, en la tercera parte del ensayo, cuestiona un posible modelo económico alternativo, centrado esencialmente en la circularidad.

Como reconoce Prati en la introducción: "La primera "sostenibilidad", nos enseña nuestro autor, viene dada por una economía que no se base únicamente en el valor de la ganancia fácil [...] y en la idea de las finanzas/dinero como un fin en sí mismo, artificial, alienante" (p. 13). Esto explica la referencia a Esparta. En la ciudad griega, el dinero consistía en simples piezas de hierro: "para que el dinero no adquiriera demasiada importancia [...] para reducir el riesgo de su acumulación patológica" (p. 11). El dinero debía tener una circularidad exclusivamente social, comunitaria, para irrigar la ciudad como la sangre el cuerpo y, por esta razón, la acuñación de moneda era una prerrogativa del Estado, una prerrogativa política. Esparta era una comunidad-estado centrada en la educación, en la que las mujeres también desempeñaban un papel importante. Los espartanos sabían que la economía es la expresión de una Cultura, de una visión del mundo y, por ello, eran conscientes de que: "La economía no puede basarse en la economía" (p. 13). Páginas de gran relevancia, sobre las que hay que meditar.



 

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