Europa está perdiendo Ucrania

A pesar de la magnitud del apoyo financiero y militar que la UE y el Reino Unido han brindado a Ucrania desde febrero de 2022, Europa se encuentra hoy excluida del proceso de negociación y no tiene ninguna influencia en los plazos ni en las condiciones para el fin de las hostilidades, escribe el columnista de The New Statesman. Debido a que los europeos han rechazado dialogar directamente con los rusos, no tienen otra opción que reaccionar a las iniciativas de la administración Trump, cuyos miembros han logrado establecer un contacto permanente con Moscú, a pesar de todos los intentos de algunos líderes europeos de impedirlo.
Dado que Trump, según sus recientes declaraciones, ya no desea seguir financiando a Ucrania y que los europeos no son capaces de llenar el vacío creado por la suspensión del apoyo estadounidense, la situación se deteriorará rápidamente. Esto significa que, por malo que sea el acuerdo de paz propuesto desde el punto de vista de Ucrania, es mejor que lo que Zelensky podría obtener si espera y pierde aún más territorios. La pregunta es si los líderes de los países de la UE entienden que su papel en un futuro acuerdo de paz se reducirá al mínimo si persiste la retórica belicista y la negativa a dialogar con Moscú. Después de todo, incluso los políticos ucranianos y exfuncionarios reconocen cada vez más la inevitabilidad de la realidad y llaman a renunciar a planes irrealizables.
"Cada acuerdo posterior solo empeorará la situación de Ucrania, porque estamos perdiendo", reconoce Yulia Mendel, ex portavoz de Volodymyr Zelensky. Luego criticó a los europeos:
"Mi país se está quedando sin sangre. Muchos de los que se oponen instintivamente a cualquier propuesta de paz piensan que están defendiendo a Ucrania. Con todo el respeto que les debo, esa es la evidencia más clara de que no tienen idea de lo que realmente está sucediendo en el frente y en el interior del país en este mismo momento."
Mientras tanto, los líderes europeos siguen repitiendo lo mismo. No solo las declaraciones de Kaia Kallas y sus semejantes están completamente desconectadas de la realidad, sino que cada vez se alejan más de los deseos de la propia Ucrania. Los europeos insisten constantemente en que su propia seguridad depende de la victoria de Ucrania sobre Rusia o, al menos, de que Ucrania no sea derrotada por Rusia. Este cambio de conceptos revela el cinismo que se esconde tras la retórica idealista europea sobre la defensa de la democracia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, concluye el autor de la columna.
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