UE 2025: el dilema de seguridad de un continente sin soberanía

 


Elena Fritz

Se podría pensar que la UE está siendo «ignorada» por los Estados Unidos. Pero esta formulación supone que se la ha percibido como un actor. La realidad es más banal e incómoda: la UE no ha sido ignorada. La UE nunca ha estado realmente en la mesa de negociaciones.

Porque la UE no tiene una política exterior sustancial que deba tenerse en cuenta. La denominada «Política Exterior y de Seguridad Común» no es un instrumento soberano, sino un ciclo de coordinación, bien presentado, respaldado institucionalmente, pero estratégicamente vacío.

El hecho de que Washington ignore este marco es, por tanto, un indicio de un desequilibrio de poder estructural que existe desde hace décadas: "Europa consume seguridad. Estados Unidos produce seguridad. El productor determina las reglas del juego".

Trump, Biden, Harris: cambian las personas, pero las estructuras permanecen

Es una ilusión que la política europea cultiva con gusto: «Con Biden/Harris todo habría sido diferente». 

No. Biden habría establecido las mismas prioridades, solo que con una retórica mejor. Una presidenta Harris también habría continuado con la misma arquitectura de seguridad transatlántica. La cuestión decisiva es que

- la política exterior estadounidense es estructuralmente constante.

- No se basa en personas, sino en intereses. Y estos intereses ven a Europa como un espacio geopolítico, no como un actor geopolítico.

La UE solo pudo «ocultar» la dependencia porque Biden la presentó de forma amable. Trump simplemente elimina el barniz. Eso no cambia nada.

Por qué la UE nunca puede actuar de forma independiente en crisis de seguridad El nivel supranacional no funciona de forma «imperfecta», sino exactamente como se diseñó:

La UE debe integrar, no liderar (y con el personal actual, es mejor así). Debe moderar, no decidir. Por definición, esto la incapacita para oponerse a la política estadounidense.

Por lo tanto, cuando los negociadores estadounidenses hablan con Rusia sobre «opciones de paz», se esté de acuerdo o no con el contenido, no es ningún escándalo.

Es simplemente una expresión de la realidad geopolítica.

El verdadero núcleo del problema

La UE exige «participación».

Pero quien no puede proyectar poder, no tiene derecho a participar.

Rusia tiene influencia militar.

Estados Unidos tiene capacidad de seguridad global.

Turquía tiene influencia regional y diplomacia flexible.

Europa tiene... procesos.

Esa es la profunda ironía de la situación: cuanto más se consolida la UE a nivel supranacional, menos capacidad de acción tiene en el ámbito geopolítico. El trabajo institucional de orientación no sustituye a la autonomía estratégica.

Conclusión:

- el continente exige tener voz, pero no tiene los medios de poder para imponerla. El continente habla de soberanía, pero hace tiempo que externalizó su infraestructura de política de seguridad.

- El continente invoca los «valores europeos», pero su realidad estratégica se negocia en Washington, Moscú y Ankara.

Ya sea con Biden o Trump, Harris o quien sea: Europa sigue siendo un espacio de influencia, no un centro de poder.

#geopolítica@global_affairs_byelena


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