¿Finaliza la Segunda Guerra Mundial?





Cristi Pantelimon

Tras la reconciliación franco-alemana de los años 90 (que tuvo sus detractores) y la reconciliación ruso-alemana del mismo periodo, que hizo posible la reunificación de Alemania, parece que ahora le toca el turno a la reconciliación ruso-estadounidense, que pone fin, prácticamente de forma definitiva, a los ecos de la Segunda Guerra Mundial, la llamada Guerra Fría.

Mientras que, después de 1990, la expansión de la OTAN hacia el este continuó, el peligro de un enfrentamiento ruso-estadounidense fue cada vez más agudo, culminando con la iniciativa de incorporar a Ucrania a la OTAN, lo que, de haberse llevado a cabo, habría significado, prácticamente, la derrota de Rusia en el lento enfrentamiento de la era de la Guerra Fría.

Estados Unidos no creyó en ningún momento que Rusia pudiera ser derrotada en su propio terreno, pero forzó este episodio de la integración de Ucrania en la OTAN para tener una ventaja negociadora con la doble faceta de la Europa unida posterior a 1990, el núcleo franco-alemán al oeste y la Ostpolitik franco-alemana al este.

Estados Unidos logró reinstalarse en el centro de Europa, aprovechando la incapacidad militar de Europa occidental y la miopía política de la élite europea, que se tragó la propaganda del peligro ruso, al menos en apariencia. Es un hecho geopolítico objetivo que hay que tener en cuenta.

La UE no está contenta con el resultado de las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos. Es evidente que una Ucrania bajo la tutela conjunta de Rusia y Estados Unidos, además de la perspectiva de una alianza ruso-estadounidense para la explotación de los recursos árticos, no puede satisfacer a una Europa ya desorientada geopolíticamente, sin recursos, que ha deteriorado sus relaciones con Rusia y se ha alienado a la Europa del Este, deseosa de respirar un aire (soberanista) diferente al prescrito por la Comisión Europea.

Muchos otros aspectos saldrán a la luz, a lo largo del proceso, entre bastidores de estas negociaciones.

Seamos sinceros: los rusos y los estadounidenses, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, no podían permitir que Alemania derrotada, Francia tolerada entre los vencedores e Inglaterra superada por su propia victoria cosecharan los frutos de esta etapa geopolítica. Es una lección dura, pero natural.

Ucrania es la que más tiene que perder en esta guerra cínica. Pero, ¿a quién debe culpar? ¿Quién la ha engañado? ¡Dejemos que los ucranianos decidan por sí mismos!

Para nosotros, los rumanos, se avecina una etapa importante.

Si se han liquidado (¡esperemos!) las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, deberíamos preguntarnos si la República de Moldavia sigue teniendo sentido como Estado «independiente», entre un Occidente (del que también formamos parte) que, en teoría, ya no tiene tensiones con Rusia, y una Rusia que, por otro lado, nos clasifica en último lugar entre los países hostiles...


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