La ira de Modi
Andrea Marcigliano
https://electomagazine.it/la-collera-di-modi/
Modi, el primer ministro indio Narendra Damodardas Modi, es un hombre pragmático. Hasta el punto de parecer cínico y astuto en su comportamiento político. Sin embargo, siempre lúcido a la hora de maniobrar entre las grandes potencias en juego. Evita tomar partido. Es decir, mantiene esa «autonomía» que, a fin de cuentas, siempre ha sido la característica distintiva de la política india. Independientemente de quién gobierne en Nueva Delhi.
Esta vez, sin embargo, las cosas parecen haber tomado un giro muy diferente.
Porque Modi, y con él toda la cúpula de la Unión India, no ha podido evitar enfadarse. Y enfadarse profundamente. Con Trump.
De hecho, el presidente estadounidense ha intentado presionar a Nueva Delhi para que se acerque más a Occidente. Es decir, para convertirla en aliada, sobre todo contra Rusia. De la que la India compra, como siempre ha hecho, gran parte del petróleo y el gas necesarios para su economía en vertiginoso crecimiento.
Sin embargo, esto nunca ha supuesto un cambio en el eje de referencia indio.
Con Modi, de hecho, la Unión ha continuado con la política de no alineación que ha caracterizado toda su historia.
Una política difícil, sin duda. Y no exenta de zonas oscuras y ambigüedades.
Sin embargo, Modi había logrado hasta ahora formar parte de los BRICS, pero sin convertirse en subordinado ni aliado cercano ni de Moscú ni de Pekín.
Un arte difícil, como decía. Sin embargo, los indios se encuentran entre los padres fundadores de la alquimia y saben bien cómo dosificar venenos y medicamentos.
Trump, sin embargo, ha entrado con fuerza. Intentando imponer a Estados Unidos como único proveedor de gas y petróleo, y a un precio sinceramente absurdo. Multiplicado por muchas veces con respecto al ruso.
Y lo ha hecho amenazando a Nueva Delhi con la imposición de sanciones, aranceles muy elevados del 50 %, sobre las exportaciones indias a Estados Unidos.
Una perspectiva que, en sí misma, ya era inaceptable para Modi. A lo que, por si fuera poco, se sumó el tono de las declaraciones públicas de Trump. Que se dejó llevar por una pesada ironía sobre la Unión India, burlándose de su capacidad de crecimiento económico, de su desarrollo. De su política.
Ahora bien, sabemos bien que The Donald es así. Y que así es como suele llevar los «negocios». Subiendo el precio, incluso insultando, para luego llegar a un acuerdo.
En definitiva, es su «estilo». Y no hay nada que hacer.
Solo que Modi también tiene su estilo. Completamente diferente. Y se ha ofendido. Al igual que, por cierto, se han ofendido todos los líderes de la Unión India. Que no están dispuestos a soportar los dictados de Trump. Y sus rabietas injustificadas.
Así que la reacción ha sido extremadamente dura. Una respuesta seca. Que no deja lugar a réplicas ni negociaciones. Al menos por el momento.
El resultado es que la India parece haberse acercado aún más a Rusia y China. Música para los oídos de Putin. Y, quizás sobre todo, para los de Xi Jinping. Que ven así cómo se consolida el variado frente de los BRICS.
Que está adquiriendo un peso político cada vez mayor. Además del económico.
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