El insoportable fanatismo de los “derechos humanos”
por Emiliano Calemma
https://www.destra.it/home/buglie-e-potere-linsopportabile-fanatismo-dei-diritti-umani/
La sociedad en la que vivimos tiene un problema: ha perdido completamente el contacto con la realidad y vive sumida en un mundo imaginario hecho de pensamientos aparentemente solidarios que, inevitablemente, conducirán al fin de la civilización occidental. Podemos definirlo como “fanatismo de los derechos humanos”. Una especie de culto neohumanista que pone en el centro del cosmos al hombre y su supuesta libertad de ser lo que quiere. Yendo en contra de las leyes naturales, incluso en contra de la misma ciencia, que vuelve útil o inútil según las necesidades de quienes dictan las reglas del juego mundialista. Los principales medios de comunicación que difunden la información en todo el mundo, a través de la televisión y de Internet, hacen todo lo posible por impedir que la gente acceda a noticias, análisis o comentarios que no estén alineados con lo que se ha decidido. Las razones son evidentes: llevar a toda la opinión pública a convencerse de la belleza y la inevitabilidad de una sociedad basada en el multiculturalismo, el ateísmo y el individualismo igualitario.
Por tanto, se vuelve imposible creer en la existencia de razas, reafirmar la existencia de dos sexos, sostener el concepto de familia, declarar oposición al aborto o al suicidio asistido, o considerarse contrarrevolucionario. Incluso resulta inimaginable creer, porque nos explican que la fe es una invención del hombre para esclavizar las mentes. El progresismo nihilista, permítanme la broma, tiene una ventaja: solo se ocupa de mantener atados a los idiotas que se han hecho esclavos a sí mismos.
Consideremos el fenómeno de la inmigración. La inmigración está organizada y gestionada por mafias en diversos países, en colaboración con los gobiernos occidentales, con un triple objetivo: destruir las costumbres y tradiciones de los pueblos europeos para borrar cualquier reivindicación étnico/cultural/religiosa; introducir en Europa millones de trabajadores de bajos salarios para aniquilar a los trabajadores autóctonos y reducir las demandas salariales de todos, en beneficio del gran capital; llegar a la creación de una sociedad mundial sin barreras culturales, preparada para la creación del mercado único global, un mundo sin fronteras donde pocos tengan todo y todos tengan lo poco necesario para consumir de forma compulsiva. ¿Alguna vez verás en un informativo nacional un análisis así? Imposible. A menos que alguien comience a creer realmente en ello…
La opinión pública es fácil de engañar, si se tienen los medios para hacerlo. Los dueños de los medios son astutos, mucho más que la gente que se “nutre” de sus productos. El buen vendedor de humo no solo logrará que compres su humo, sino que también te hará percibirlo como algo necesario, y con eso ya habrá ganado. Pero, ¿cómo es posible pensar que el derecho a la elección en todo es el camino correcto a seguir? Se ha superado el orden moral y natural de las cosas. Como individuos en esta sociedad enferma, todos se sienten en el derecho de subvertir o anular su propia vida y la de los demás sin remordimientos, sin culpas, sin dificultades. Todo es lícito, excepto destruir lo que el hombre ha construido en milenios con gran esfuerzo y que Dios nos ha dado.
Los enemigos de la fe parecen haber alcanzado el máximo resultado posible. Los enemigos de la moral parecen triunfar sin dificultad. La corrupción, en todas sus formas, es el modus operandi del hombre moderno. Solo podemos esperar con confianza un juicio que no tenga nada de terrenal.
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