EE.UU. quieren espiar los océanos

 


Ronald Lasecki

https://ronald-lasecki.blogspot.com/2025/05/usa-chca-podsuchiwac-oceany.html

Los EE.UU. están desarrollando un sistema militar de monitoreo descentralizado para costas, océanos, estrechos y objetos estratégicos como portaaviones, utilizando receptores basados en organismos marinos vivos como peces, corales, mejillones, medusas y pulpos. El programa, llamado Persistent Aquatic Living Sensors (PALS), fue inaugurado en marzo de 2018 por la Oficina de Tecnologías Biológicas de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) durante una conferencia en Arlington, Virginia, con la participación de centros académicos, institutos de investigación y laboratorios involucrados en el proyecto (entre ellos, Naval Research Laboratory, Naval Undersea Warfare Center y otros).

PALS fue una respuesta al anuncio de Rusia en marzo de 2018 de seis “superarmas”, es decir, sistemas de armas nucleares o capaces de transportar cargas nucleares. Entre ellas estaban el sistema de misiles hipersónicos “Avangard”, el misil de crucero intercontinental “Burevestnik”, el misil hipersónico antibuque “Zircon”, el misil hipersónico “Kinzhal” disparado desde un MiG-31, la base de misiles intercontinental “Sarmat”, y sobre todo, el misil submarino autónomo “Poseidon”. Si este último fuera detonando cerca de las costas de EE.UU., provocaría un tsunami radiactivo y destrucciones que tardarían años o incluso décadas en neutralizarse. Detectar “Poseidon” con sistemas convencionales es prácticamente imposible.

Los ingenieros, técnicos y oceanógrafos involucrados en PALS llevan a cabo investigaciones físicas, químicas, biológicas y con inteligencia artificial para identificar y procesar señales y cambios en el comportamiento de organismos marinos vivos, con el fin de proporcionar información sobre la presencia de submarinos, robots submarinos no tripulados (UUV) y buzos en áreas vigiladas. Estas señales serían detectadas y caracterizadas por dispositivos adecuados y transmitidas en tiempo real a las unidades de monitoreo y mando en forma de indicadores y gráficos en monitores de computadora.

PALS aprovechará la respuesta de los organismos marinos a señales visuales, acústicas, mecánicas, eléctricas, magnéticas y químicas. La utilización de receptores de organismos marinos debe permitir una observación a gran escala, dificultando que el enemigo identifique los factores de vigilancia que en realidad forman parte de la biosfera local. La expansión del rango de observación y la reducción de costos también serán posibles debido a la presencia de organismos en nichos inhóspitos para los humanos, en condiciones de temperaturas extremas, oscuridad o alta presión.

El objetivo del programa es observar, caracterizar y clasificar el comportamiento de los organismos marinos, con especial atención a la diferenciación entre respuestas a perturbaciones naturales y vehículos submarinos. También se busca diseñar equipos, software y sistemas analíticos para observar estos comportamientos, filtrar la información relevante, evitar falsas alarmas y enviar señales de advertencia a centros de monitoreo y mando militares. La fabricación y diseño del equipo ha sido confiada a Northrop Grumman y a entidades académicas, industriales y militares involucradas en PALS. El equipo incluirá hidrófonos, sonares, cámaras y sensores magnéticos, cinéticos y acústicos.

El programa consta de dos fases: en la primera, los organismos marinos detectan la presencia de un vehículo submarino u otro factor perturbador en su entorno y responden con una señal o comportamiento observable; en la segunda, un sistema desarrollado por humanos observa, registra e interpreta estas reacciones, enviando señales de alerta categorizadas a los usuarios finales remotos. Debido a su omnipresencia, autotecnología y autorreproducción, el sistema debe ser discreto, omnipresente, permanente, de bajo costo y fácil de usar.

Se han creado cinco grupos de investigación, que estudian: la respuesta luminosa de microorganismos bioluminiscentes a corrientes de agua provocadas por submarinos (Northrop Grumman); la migración de ciertos microorganismos hacia áreas de menor presión magnética cerca de submarinos; la detección de señales de baja frecuencia emitidas por el pez termovisor Itajara goliath en reacción a buzos, drones y submarinos (Florida Atlantic University); la propagación de sonidos crepitantes emitidos por la mantis de agua Alpheidae, que rebotan en objetos en movimiento y pueden usarse como señales de sonar (Northrop Grumman, Raytheon BBN); y los cambios en la velocidad y dirección de bancos de peces en reacción a objetos cercanos (Centro de Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Maryland). Además, el Naval Undersea Warfare Center estudia la reacción de arrecifes de coral a UUVs en movimiento.

PALS no requiere grandes inversiones económicas, pero sí materiales adecuados, programas informáticos y algoritmos. DARPA no revela detalles específicos, pero su objetivo es determinar si los organismos marinos reaccionan de manera diferente a las criaturas en movimiento y a los submarinos cercanos. Uno de los objetivos es catalogar las señales emitidas por los animales para identificar su movimiento a una distancia de hasta 500 metros. La modificación genética de organismos marinos para fines de defensa en áreas limitadas no está excluida. Para el procesamiento avanzado de señales, clasificación y extracción de características, se planea usar inteligencia artificial.

A finales de 2020, DARPA anunció que cuatro equipos de investigación demostraron que los organismos marinos pueden detectar la presencia de objetivos militares submarinos y reaccionar con señales o comportamientos específicos que son medibles científicamente, y que estas señales pueden extraerse del “ruido” del entorno marino. En la segunda fase, estos sistemas de detección debían demostrar eficacia en condiciones realistas en un plazo de treinta días. La tercera fase, prevista para noviembre de 2021, debía demostrar eficacia en condiciones reales en sesenta días.

Un reto importante será la filtración de señales (distinguir reacciones a amenazas militares de otras) y la vulnerabilidad del sistema ante interferencias (el adversario puede fácilmente interferir en su funcionamiento enviando señales falsas). El programa está planificado para cuatro años y forma parte del concepto de Internet Submarino de las Cosas (IoUT), aunque no se sabe en qué etapa se encuentra. Sin embargo, parece poco probable que PALS pueda neutralizar un ataque con el “Poseidon”, que alcanza velocidades de hasta 185 km/h.

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