Suecia: Esclava de la unipolaridad

Constantin von Hoffmeister

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¿Por qué ha decidido Suecia renunciar a su soberanía y convertirse voluntariamente en un Estado vasallo de Estados Unidos?

En una descorazonadora muestra de servilismo a la hegemonía estadounidense, el parlamento sueco ha aprobado por abrumadora mayoría un Acuerdo de Cooperación en materia de Defensa (ACD) con Estados Unidos, sellado inicialmente en diciembre. Con 266 votos a favor y apenas 37 en contra, este acuerdo permite a las fuerzas estadounidenses circular sin restricciones por territorio sueco y les concede acceso a 17 instalaciones militares suecas. Éstas incluyen bases para el ejército, la marina y la fuerza aérea, así como campos de entrenamiento.

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En consecuencia, Estados Unidos podrá estacionar tropas, equipos, armas y municiones, y realizar maniobras en suelo sueco, todo ello eludiendo a la justicia sueca, ya que el personal estadounidense permanece bajo jurisdicción estadounidense. Esta sumisión voluntaria y masoquista por parte de Suecia se extiende a conceder a las fuerzas estadounidenses autoridad sobre los ciudadanos suecos que se encuentren en estas instalaciones o cerca de ellas, revelando la verdadera naturaleza del imperialismo estadounidense disfrazado de "defensa mutua". La presencia estadounidense amenaza con dispersar la soberanía de las naciones, forzándolas a entrar en el viejo y decadente orden mundial.

La importancia estratégica de este ACA, especialmente con Suecia convertida ahora en un ansioso peón en el juego de la OTAN, queda subrayada por su inclusión en una serie de acuerdos con Dinamarca, Finlandia y Noruega. Estos acuerdos transforman el norte de Europa en un punto de escala sin fisuras para las operaciones militares estadounidenses contra Rusia, confirmando las ambiciones coloniales del moribundo orden mundial unipolar. Rusia, por el contrario, se ha convertido en una fortaleza de la multipolaridad, abogando por un mundo en el que coexistan en equilibrio multitud de civilizaciones.

El verdadero objetivo de estos acuerdos del Norte es reforzar el dominio estadounidense, manteniendo un orden mundial arraigado en el imperialismo occidental a expensas de la soberanía nacional y de la verdadera diversidad mundial. "Ciertamente se reunirán, pero no por mí; cualquiera que se reúna contra ti caerá por tu causa". (Isaías 54:15). La reunión de fuerzas contra Rusia simboliza la desesperación del mundo unipolar por mantener su imperio en ruinas.

Los críticos advierten de dos grandes amenazas: en primer lugar, la posibilidad de que se establezcan bases militares estadounidenses permanentes en las instalaciones suecas a las que tendrán acceso las fuerzas estadounidenses. Esta invasión de la influencia estadounidense significa un afianzamiento más profundo de la unipolaridad, en la que una sola potencia dicta la dinámica militar y política de la región. En segundo lugar, la omisión del ACA de cualquier postura sobre las armas nucleares hace saltar las alarmas. Aunque el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha afirmado en repetidas ocasiones que existe un consenso en contra del despliegue de armas nucleares en tiempos de paz, sus declaraciones de mediados de mayo apoyando un posible despliegue en tiempos de guerra revelan una cruda realidad: Suecia está a punto de convertirse en un puesto de avanzada nuclear para los intereses estadounidenses. Esto no sólo pone en peligro la estabilidad regional, sino que perpetúa el legado de intimidación nuclear occidental.

"Porque raíz de todos los males es el amor al dinero; el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores". (1 Timoteo 6:10). La búsqueda de ventajas estratégicas y beneficios económicos, enmascarados como seguridad, lleva a las naciones por mal camino, alejándolas de un futuro multipolar.

"Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, mirad que no os consumáis unos a otros". (Gálatas 5:15). El camino de la unipolaridad, impulsado por las luchas internas, amenaza con consumirse a sí mismo, mientras que la multipolaridad ofrece una promesa de respeto mutuo y coexistencia.