La opción (forzada) de Kim
Andrea Marcigliano
https://electomagazine.it/la-scelta-obbligata-di-kim/
Kim
Jong-un no tuvo elección. La administración Biden hizo saltar por los
aires inmediatamente todos los acuerdos establecidos con Trump. Acuerdos
comerciales y perspectivas de cooperación, tanto más importantes cuanto
que ponían fin a un estado de tensión, de guerra latente, que había
durado más de medio siglo.
Durante ese tiempo, el "expediente
Corea" había sido constantemente una de las principales preocupaciones
de Washington y Langley.
La estrategia de Trump había sido
excéntrica, pero extremadamente eficaz. Había aprovechado un momento de
escalada de la tensión entre las dos Coreas, con Pyongyang
intensificando sus ensayos nucleares y sus lanzamientos de pruebas de
misiles. Y en lugar de ser un bombero, había elevado el nivel de la
confrontación con palabras. Llegó a llamar "gordo belicista" al líder
norcoreano. Quien, por cierto, respondió llamándole 'viejo chocho'.
Bajo
el radar, sin embargo, estaba trabajando de una forma muy diferente. Y
el mundo, aterrorizado por la amenaza nuclear, se quedó atónito ante la
imagen de El Donald poniendo paternalmente una mano en el hombro del
joven Kim.
Ven conmigo, muchacho. Haremos buenos negocios juntos.
Un
gran éxito diplomático. Porque para Washington el tablero de interés
primordial es, y siempre ha sido, el Pacífico. Y Trump, en su lógica
mercantil, consideraba a China como su único "competidor" real. Relajar
las relaciones con Corea del Norte significaba, por tanto, tejer una
trama, económica y comercial, destinada a contener la expansión de la
influencia de Pekín. Es más, arrebatarle un aliado histórico.
Pero
la estrategia de Trump no gustó a muchos "poderes" en Estados Unidos.
En primer lugar, la industria armamentística, que, por supuesto, se
beneficia de la escalada de las tensiones internacionales. Desde luego,
no de sus resoluciones.
Y así, la administración Biden, que es
ciertamente una proyección y un instrumento del Estado Profundo, ha
invertido también aquí, en Corea, la política de Trump. Haciendo
retroceder la situación más de cincuenta años. Y, en cierta medida,
desplazando a los aliados de Seúl, ahora en la vía del diálogo con sus
primos separados del Norte.
Y en este punto llegó el zar.
Vladimir
Putin, recibido con honores triunfales en Pyongyang. Y que trajo a casa
un acuerdo de alianza estratégica con Corea del Norte. El mejor tratado
de alianza, el más estrecho, de la historia de las relaciones
bilaterales.
Porque Pyongyang nunca ha sido un aliado cercano de
Moscú. Digan lo que digan los analistas italianos más o menos
improvisados... incluso aquellos que, por historia personal y antigua
militancia comunista olvidada y repudiada, deberían conocer bien este
fragmento de la historia.
Desde tiempos inmemoriales, el Hermano
Mayor de Corea del Norte ha sido Pekín. Moscú siempre ha permanecido,
todo sea dicho, distante. Y los Mandarines Rojos siempre han impedido
que los señores del Kremlin pusieran un pie tan al este. Corea forma
parte del Jardín Interior de la Ciudad Prohibida.
Pero ahora las cosas han cambiado radicalmente.
Pekín ha llegado a la convicción de que Washington aspira a un choque frontal. En perspectiva incluso uno militar.
Y
esto preocupa a Xi Jinping, a quien, al menos por ahora, le gustaría
evitar un conflicto directo. El tiempo juega a favor de Pekín. Y los
chinos son famosos por su paciencia.
Y así, Xi ha dejado el campo
libre en Corea a su amigo Vlad. Ahora ha llegado a la confrontación
directa con Washington. Y, aunque obtorto collo, ya no puede echarse
atrás.
Y Putin, que conoce bien el arte de la diplomacia, está
tejiendo una red de relaciones en todo el sudeste asiático. No sólo con
Pyongyang, sino también con Vietnam. E incluso se hace eco en Seúl.
Proponiéndose como pacificador en las difíciles relaciones entre las dos
Coreas. Lo que parece gustar cada vez más a los surcoreanos. Que lo
quieren todo menos convertirse en el instrumento de otra devastadora
guerra civil por los intereses de... otros.
Con este movimiento
Putin crea un problema para Washington en el Pacífico. Eso no estaba
ciertamente en los deseos de los "estrategas políticos" de Biden. Cuyo
objetivo es desgastar a Moscú en conflictos limitados al teatro europeo.
Haciendo luchar a otros... ucranianos, prospectivamente moldavos,
georgianos, bosnios....
Sin darse cuenta, no obstante, de que Rusia podría responder ampliando la zona de conflicto.
Como ha ocurrido ahora, en Pyongyang.
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