La guerra cultural es la vaselina para la imposición de la concentración de la riqueza

Wokisme : fantasmes ou réalité ?
Por Wellington Calasans

https://jornalpurosangue.net/2024/06/19/a-guerra-cultural-e-a-vaselina-para-a-imposicao-da-concentracao-de-riqueza/

La idea de que la "cultura woke" es un arma occidental para allanar el camino al caos económico resultante del neoliberalismo es un planteamiento que ha ido ganando adeptos en los círculos más atentos a los movimientos geopolíticos. Este argumento, aunque complejo, es realista por varias razones.

En primer lugar, la "cultura woke" es un arma dirigida a un blanco vago e inconsistente. La diana es tan amplia que intenta abarcar una gran variedad de movimientos sociales, ideales y prácticas, desde la falsa búsqueda de algo en torno a la justicia social y la igualdad hasta la defensa de las identidades y derechos LGBTQIA+, una mezcla de trastorno psicológico y caso perdido de enfermedad psiquiátrica.

Generalizar esta diversidad bajo la bandera de la "libertad occidental" es reduccionista e ignora la complejidad de los movimientos sociales y sus motivaciones, priorizando la imposición de subdivisiones minoritarias como norma a seguir por todos.

En segundo lugar, los indicios evidentes de que la "cultura woke" está siendo instrumentalizada para promover el caos económico. El neoliberalismo, como sistema económico, tiene sus propios defectos intrínsecos, que engendran crisis y desigualdades.

Por lo tanto, vincular la crisis del neoliberalismo a un "arma woke" es una luz que pone de relieve esta pseudocultura como una dispersión, inflada explícitamente para desviar la atención de las causas reales e impedir el análisis crítico del sistema.

En tercer lugar, la 'cultura woke' es utilizada a menudo por el propio neoliberalismo para estimular los ataques contra los grupos minoritarios y los movimientos sociales. Al utilizar la "cultura woke" como maniobra para desestabilizar el orden social, los neoliberales pretenden deslegitimar la lucha por la justicia social y los derechos, estigmatizando a quienes realmente se movilizan por la igualdad para todos, mientras que la "cultura woke" potencia las subdivisiones, impidiendo la unidad social.

En lugar de tratar de victimizar a las minorías, es crucial analizar el neoliberalismo como responsable de las causas de la crisis económica mundial. La concentración de la renta, la financiarización de la economía, la desregulación de los mercados y la explotación de la mano de obra barata son sólo algunos de los factores que contribuyen a la crisis del neoliberalismo.

La búsqueda de soluciones a esta crisis requiere un análisis crítico del sistema económico y una postura de diálogo y respeto hacia los movimientos sociales legítimos que buscan construir una sociedad más justa y sostenible, lejos de los enfermos mentales que se adhieren a la "cultura woke" como forma de escapar de sus propios fantasmas.

En la prensa alternativa de EE.UU.

Hace poco vi un vídeo en el que algunos comentaristas de cine favoritos se lamentaban de la muerte de la industria cinematográfica.

Intentaron explicar las razones por las que muchas películas de éxito estaban perdiendo dinero, mencionando el auge de los servicios de streaming y el comportamiento de algunos clientes en los cines.

Descartaron la idea de la guerra cultural como parte del problema, actuando como si sólo fuera una distracción.

Sin embargo, la guerra cultural desempeña un papel importante en la sociedad actual, y quienes ignoran su importancia se están perdiendo de entender lo que está ocurriendo en Estados Unidos y en algunas partes de Europa.

Algunas personas optan por mantenerse al margen de las cuestiones políticas y sociales, prefiriendo evitar los conflictos. Sin embargo, la civilización está experimentando un cambio rápido e intencionado, y todo el mundo se verá afectado, independientemente de si cree o no en la guerra cultural.

El mundo del cine es una ventana abierta a los conflictos culturales y puede reflejar las influencias ideológicas que hay detrás de las producciones. Desde 2016, las grandes compañías se han enzarzado en guerras de woks, tratando de imponer la ideología de extrema izquierda como dominante.

Compañías como Disney se han enfrentado a fracasos al intentar promover ideologías políticas en sus producciones, como en el caso de La guerra de las galaxias.

Algunas empresas están adoptando un enfoque autodestructivo al alienar a los consumidores que no están de acuerdo con sus mensajes políticos, culpando al público de que no le gusten sus productos y tratando de imponer una agenda política.

Las empresas han tratado a los consumidores como siervos que deben aceptar los productos y los mensajes políticos sin cuestionarlos. Esto sugiere que a las empresas ya no les importa complacer a los consumidores, sino que esperan que acepten cualquier mensaje político que se les imponga.

Existen diferentes teorías para explicar este comportamiento, incluida la posibilidad de un colapso económico inminente que llevaría a los gobiernos a intervenir y salvar a las empresas, dejando a los líderes corporativos menos preocupados por los beneficios inmediatos.

La Economía Compartida, promovida por el Foro Económico Mundial, sugiere un escenario en el que el gobierno lo proporciona todo y la gente pierde su libertad de elección. Este modelo podría conducir a una mentalidad esclavista, en la que la gente se vea obligada a aceptar lo que se le da sin cuestionarlo.

La guerra cultural es una batalla entre los que quieren abrazar el sistema distópico propuesto y los que se resisten y luchan contra él. Los escépticos que permanezcan ignorantes de la guerra cultural pueden encontrarse sin libertad de elección en el futuro si no se implican activamente.

Nota de este observador distante

La idea de que la 'cultura woke' es un arma occidental para preparar el caos económico ilumina un debate más serio sobre la utilización de personas mentalmente frágiles como escudo para ocultar la dañina agenda neoliberal.

Esta 'cultura' sirve para desviar la atención de las causas reales de la crisis del neoliberalismo, estigmatizar a los movimientos sociales y alimentar el ataque a los grupos minoritarios que pretende defender.

Es crucial mantener una mirada crítica ante estas extravagancias y buscar soluciones reales a los problemas socioeconómicos que engendra el neoliberalismo.




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