Foreign Affairs: Ucrania y el sabotaje de las negociaciones al comienzo de la guerra
Los dos contendientes estaban dispuestos a llegar a "compromisos extraordinarios", pero Occidente no estaba interesado.
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Foreign Affairs publica un artículo detallado sobre las conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia entre finales de marzo y abril de 2022. Hasta ahora, los grandes medios de comunicación occidentales han encubierto, con excepciones que confirman la regla (Wall Street Journal), este pasaje clave de la guerra ucraniana, un encubrimiento que denota la vergüenza de Occidente a hablar del tema, porque lo clava en sus gravísimas responsabilidades. De ahí la importancia del artículo.
Las conversaciones que podrían haber puesto fin a la guerra en Ucrania
Queda que para hacer público que las conversaciones que tuvieron lugar en ese mes y medio fueron serias -tanto que el título del artículo explica que "podrían haber puesto fin a la guerra de Ucrania"- incluso Foreign Affairs tiene que quemar incienso en la narrativa imperial, difuminando el papel decisivo que Occidente desempeñó en hacerlas estallar y calificando de caricaturescas las acusaciones de Putin en ese sentido.
El interés de la nota reside en que pone en el dominio público los proyectos de acuerdo surgidos de las negociaciones y el comunicado conjunto que selló efectivamente la paz, posponiendo el sellado del acuerdo a una reunión entre Putin y Zelensky, que debía tener lugar dos semanas después del comunicado, en la que, según la revista, se definirían las nuevas fronteras entre los dos Estados.
Este último detalle no resulta nada convincente: es imposible que, habiéndose definido todo al detalle, un aspecto tan crucial se haya pospuesto hasta esa reunión. Imaginar a Zelensky y Putin sentados a una mesa frente a un mapa discutiendo sobre las fronteras es sencillamente ridículo.
De hecho, como reveló al Berliner Zeitung el ex canciller alemán Gerhard Schröder, facilitador de las conversaciones, no había fronteras que definir, ya que los rusos estaban dispuestos a volver a las fronteras anteriores a la invasión a cambio del reconocimiento de un estatus especial para el Donbass (hipótesis confirmada por varios testigos, como informó Responsible Statecraft en diciembre del 23).
¿Prolongó Occidente deliberadamente la guerra de Ucrania?
Los horrores de Bucha tuvieron poca influencia
Sin embargo, hay muchos aspectos del artículo que parecen interesantes. En primer lugar porque explica que los horrores de Bucha, por muy reales o manipulados que hayan podido ser, no desempeñaron un papel decisivo en el estallido de las conversaciones, que de hecho siguieron adelante hasta mediados de abril (a pesar de que entretanto Zelensky acusó públicamente a Rusia de los más graves actos nefandos).
A continuación, otro detalle interesante, a saber, que "el comunicado incluía también otra disposición que, en retrospectiva, resulta sorprendente: pedía a las dos partes que intentaran resolver pacíficamente el contencioso de Crimea en los próximos diez a quince años". Tanto más sorprendente cuanto que Rusia, tras anexionarse Crimea en 2014, nunca había entablado negociaciones al respecto.
En la nota, los detalles de las negociaciones y el comunicado final, con comentarios que no siempre están a la altura, como cuando señala negativamente, y como una petición "envenenada", el hecho de que los rusos hubieran pedido la anulación de ciertas normativas ucranianas que según ellos favorecían el nuevo viento neonazi (además, señala que, en este punto, Moscú se habría contentado con mucho menos de lo que se pedía).
Al margen de los detalles, menos significativos que el fondo, queda que en realidad el único punto que los rusos consideraban innegociable era la neutralidad de Ucrania, que debería haberse anclado a ciertas garantías que Kiev consideraba necesarias, es decir, que ciertas potencias mundiales, entre ellas Estados Unidos, se comprometerían a defenderla en caso de ataque ruso.
Este habría sido uno de los principales factores del fracaso de las negociaciones, ya que Estados Unidos, que ya desconfiaba de las verdaderas intenciones de Moscú, no estaba dispuesto a comprometerse de tal manera por miedo a un enfrentamiento con los rusos.
Una explicación nada convincente, ya que Estados Unidos estaba en ese mismo momento organizando la cruzada antirrusa y modulando la escalada progresiva, que podría haber adoptado incluso en caso de tal limitación.
La presión sobre Ucrania y la metedura de pata de Zelensky
El otro factor relevante del fracaso denunciado por la revista, esta vez con cierto fundamento, es que la retirada rusa de Kiev, junto con la avalancha de armamento de la OTAN que había empezado a inundar Kiev, había intoxicado a Zelensky (y no sólo a él) convenciéndole de que podía "ganar" la guerra y de la inutilidad de las negociaciones.
Sobre este punto, Exteriores rechaza la explicación de Moscú de la retirada como un gesto de buena voluntad para facilitar las negociaciones, que retrospectivamente suena convincente: de hecho, desde entonces Kiev no ha recuperado ni un centímetro cuadrado de territorio, sino todo lo contrario. Y ello a pesar de la llegada del sofisticado y masivo armamento de la OTAN que faltó durante la supuesta contraofensiva exitosa (o retirada rusa).
Foreign Affairs, aunque no da crédito a la tesis de que fue Occidente quien hizo saltar por los aires las conversaciones, recoge las declaraciones de Davyd Arakhamia, jefe de la delegación ucraniana en la mesa de negociaciones y líder del partido de Zelensky en el parlamento, que achaca el fracaso a las presiones de Boris Johnson, llegado a Kiev el 8 de abril con este propósito.
Según Foreign Affairs, Estados Unidos habría sido menos invasivo, pero también recuerda cómo, dos semanas después de Johnson, el secretario de Estado Antony Blinken y el secretario de Defensa Lloyd Austin aterrizaron en Kiev para coordinar el envío de armamento. Nótese, como señala el autor del artículo, que "en mayo las conversaciones se rompieron"... la coincidencia es oportuna.
Tanto si Estados Unidos y Gran Bretaña presionaron a Zelensky, como si fue él, embriagado por su nuevo papel internacional y la avalancha de armas, quien rechazó la opción, o más probablemente debido a una combinación de estos factores, lo cierto es que todo acabó en desastre. Y para Ucrania fue una catástrofe.
Agua pasada, concluye Foreign Affairs, pero "sirve para recordar que Putin y Zelensky estaban dispuestos a considerar compromisos extraordinarios para poner fin a la guerra". Así que si Kiev y Moscú vuelven a la mesa de negociaciones, la encontrarán repleta de ideas que podrían resultar útiles para construir una paz duradera".
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