Tradicionalismo: El proyecto radical para restaurar el "orden sagrado".

‘Traditionalism: The Radical Project for Restoring Sacred Order’

Una reseña

https://reactionair.nl/artikelen/traditionalism-the-radical-project-for-restoring-sacred-order/


Mark Sedgwick, profesor de estudios árabes e islámicos en la Universidad de Aarhus, publicó su primer libro sobre el tradicionalismo en 2004 y ahora ha escrito una nueva introducción a este movimiento filosófico y religioso con 'Tradicionalismo: el proyecto radical para restaurar el orden sagrado'. Esta publicación llena un vacío importante en el estudio del mismo. Ofrece una visión general en profundidad y a la vez accesible del movimiento tradicionalista, por lo que constituye una buena introducción para cualquiera que desee familiarizarse con este interesante mundo del pensamiento. Lamentablemente, el autor no saca todo el potencial del tema debido a algunas elecciones extrañas y omisiones flagrantes. No obstante, la conclusión final es que el libro contiene mucha información valiosa sobre el tradicionalismo y, por tanto, constituye una buena introducción a esta filosofía.

En su obra, Sedgwick sostiene que la esencia del tradicionalismo consta de tres elementos. En primer lugar, los tradicionalistas son perennialistas. Es decir, creen que debajo de todas las religiones subyace "una única, intemporal y esotérica tradición sagrada" (p. 43). En segundo lugar, los tradicionalistas tienen una visión cíclica de la historia en la que ésta puede dividirse en varios periodos sucesivos. El fundador del tradicionalismo, René Guénon, lo hace basándose en los cuatro jugas hindúes. Un rasgo característico es que la historia no se ve como una progresión sino como una degeneración. En tercer lugar, el tradicionalismo ofrece una crítica fundamental de la modernidad. En la modernidad, el individualismo, el sentimiento, el caos social y, sobre todo, la materialidad se convierten en elementos centrales según los tradicionalistas (p. 102-103). Todos estos elementos se oponen a la Tradición, en la que existía un orden social y una orientación hacia lo trascendente.

De este núcleo del pensamiento tradicionalista se derivan, según Sedgwick, una serie de proyectos centrales y secundarios. Los proyectos centrales incluyen la autorrealización, la religión y la política. Los proyectos más laterales incluyen el arte, el género, la naturaleza y el diálogo interreligioso. Todos estos componentes se tratan ampliamente en la obra y, en conjunto, se obtiene por tanto una visión general bastante amplia y, para ser una introducción relativamente breve, bastante profunda de la esencia del tradicionalismo y de cómo se expresa en diversos proyectos.

No obstante, hay que señalar que el contenido del libro presenta algunas elecciones y deficiencias extrañas. En primer lugar, está la peculiar elección de los representantes centrales del pensamiento tradicionalista. Sedgwick opta por considerar a René Guénon, Fritjhof Schuon y Julius Evola como los representantes centrales y más originales del pensamiento tradicionalista. Ahora bien, los dos primeros pensadores son universalmente reconocidos como figuras centrales que se situaron en los cimientos. Evola, sin embargo, es una figura controvertida en el movimiento y, por tanto, muchos no lo consideran parte del tradicionalismo. Por ejemplo, Evola parece oponerse directamente a Guénon y Schuon en puntos importantes. Por citar algunos ejemplos: Evola tiene una comprensión fundamentalmente diferente de lo que significa la tradición primordial. Mientras que Guénon y Schuon se centran en las principales religiones del mundo como el hinduismo, el budismo, el cristianismo y el islam, Evola se centra más en la mitología europea y en diversos movimientos esotéricos y herméticos. También hay que mencionar que donde con Guénon y Schuon la vita contemplativa es central, con Evola parece serlo la vita activa. En línea con esto, puede decirse que mientras que para Guénon y Schuon la política tenía poca importancia, para Evola la política desempeñó un papel importante en mayor o menor medida durante su vida - por ejemplo, Evola fue partidario de la apolitea durante la última fase de su vida. La elección de considerar a Evola como el pensador central del tradicionalismo es del todo extraña en vista de que a Ananda Coomaraswamy sólo se le asigna un papel lateral; esto mientras que este gran escritor y pensador fue fundamental para el tradicionalismo. De hecho, es bastante defendible argumentar que sus obras y escritos sobre arte, simbolismo y metafísica son al menos de la misma calidad sustantiva, si no superior, que los de Guénon. Ojo, no se trata de descartar las brillantes obras de Guénon, sino de indicar el alto nivel de pensamiento y escritura de las obras que Coomaraswamy comparte con nosotros. Sin embargo, por desgracia, Coomaraswamy sólo se analiza con cierta profundidad en el capítulo dedicado al arte.

Otra crítica es que Sedgwick opta por hablar de algunos "compañeros de viaje" tradicionalistas en casi todos los capítulos. Las opiniones de estos pensadores no se ajustan lo suficiente a los supuestos fundamentales del tradicionalismo como para catalogarlos como tales, pero sí se corresponden con ellos en aspectos importantes. Por ejemplo, Jordan Peterson es citado varias veces y discutido ampliamente. La duda que puede tener el lector al citar a Peterson como compañero de viaje es que sus arquetipos tienen un origen principalmente junguiano y que sí apoya la mayoría de los supuestos de la modernidad. Esto hace que no parezca haber una buena razón de fondo para su prominencia en el libro.

Además, la discusión del tema del simbolismo es una ausencia temática importante en el libro. El propio Sedgwick afirma que ha optado por ello en relación con el hecho de que la atención y la interpretación tradicionalistas del simbolismo han tenido escasa repercusión. Independientemente de si esto es así o no -ciertamente se podría argumentar que Coomaraswamy y Nasr sí tuvieron cierta repercusión académica en este ámbito-, la cuestión es si se debe observar el tema sólo desde una perspectiva externa para valorar si algo es de interés. De hecho, para los propios tradicionalistas, el simbolismo tiene una importancia central. Guénon ha escrito muchas docenas de artículos y libros sobre símbolos, y estas reflexiones informan en cierto modo todo el pensamiento tradicionalista. Incluso hoy en día, los tradicionalistas siguen publicando obras importantes sobre el simbolismo. En fecha tan reciente como 2020, por ejemplo, se publicó la obra del Dr. Charles William Dailey "El símbolo de la serpiente en la tradición".1 La ausencia de un capítulo sobre el simbolismo hace que la obra no pueda considerarse, por tanto, una introducción completa al tradicionalismo.

En conclusión, sin embargo, hay que decir que en lo que respecta al tradicionalismo, Mark Sedgwick ha realizado una introducción generalmente buena. A partir de este libro, el profano puede hacerse una buena idea de los pensamientos fundamentales del movimiento y de algunos de sus principales pensadores. Sin embargo, el lector debe tener en cuenta que algunas de las elecciones del autor respecto a los pensadores y temas tratados no son del todo defendibles. Sin embargo, teniendo en cuenta estos puntos, el libro es muy recomendable para cualquiera que desee saber más sobre este tema.

Commentaires

Posts les plus consultés de ce blog

Carl Schmitt: Estado, movimiento, pueblo

Entrevista con Yona Faedda, portavoz del colectivo Némésis, procesada por llevar carteles en los que se leía "Libérenos de la inmigración" y "Fuera los violadores extranjeros".

Un mundo heptapolar