Con la izquierda los musulmanes, la derecha con el resto de inmigrantes.

 


 E. Ravello


El 31 de marzo, la comunidad islámica de Valencia celebraba el Ramadán en la plaza principal de la ciudad. Lo hacía en compañía y complicidad del alcalde, Joan Ribó. El 9 de octubre de 1238 fue la fecha de entrada de Jaume I en la capital valenciana, una ciudad donde la reconquista marca la fecha de su reincorporación a la civilización europea y está presente en cada rincón histórico de la misma. Siglos después los descendientes de los expulsados hacen exhibición de su presencia y se creciente poder con la sumisa y necesaria implicación de la máxima autoridad municipal, quien declaró incomprensiblemente orgulloso: “Somos la primera ciudad europea en celebrar el un itfar”.

 

En las fechas esta profanación coincide con la presentación por parte de ERC –uno de los partidos más islamo sumisos de Europa- de candidatos musulmanes en sus listas municipales en las que se hará campaña en árabe –y en el idioma extraeuropeo que haga falta a mayor gloria de la autohumillación y el autoodio, nota distintiva de esta desagradable formación política. También coinciden en el tiempo esta dos circunstancia con el nombramiento como líder del SNP (partido nacionalista escocés, tienen la desfachatez de mantener el nombre) a Humza Yousaf, un musulmán de origen pakistaní que acostumbra  a salir disfrazado con un kilt usurpado y que ha declarado que “En Escocia hay demasiados blancos”.

 

 

La izquierda ha sido desde los años 70 la puerta a la invasión islámica de Europa. Cada día lo demuestra con más fuerza e insistencia.

La derecha no sólo no es alternativa sino es el complemento necesario en la estrategia mundialista de sustitución demográfica de la población europea. La derecha haciendo –como siempre- trampa para ocultar su cobardía, reduce el problema de la inmigración a la islamización y se convierte en adalid de todos los otros tipos de inmigración  con origen en cualquier punto del planeta a condición que no sea islámica. Como si los millones de indios, negros, zambos o hindúes no fueran igualmente inmigrantes. 

La derecha española ha asumido plenamente la función de flautista de Hamelín de la inmigración amerindia y caribeña. Luchando enconadamente entre sí por esos votos y por convertirse en el partido “sudaca de España”.  Coincidiendo también en el tiempo con lo anteriormente señalado, el PP de Madrid hacía un acto pre-electoral en el que la plana mayor del partido en Madrid bailaba al ritmo de un grupo de reagetton, y la inefable Isabel Ayuso –musa de tontos- se fotografiaba con la “pastora” evangélica colombiana Yadira Maestra “ganada para la causa del PP” según sus propias palabras. 

 

Mientras tanto la candidata a la alcaldía de Madrid por el  CS-residual, Villacíns se disfrazaba de rapera –gorra incluida- y se rodeaba de un público en el que se mezclaban los trajes folclóricos caribeños con el look de las “maras” centroamericanas para “captar el voto dominicano”.  

 

 

 Por su parte, VOX, que se ha manifestado repetidas ocasiones a favor de una inmigración sudamericana para “repoblar” el interior de España y para hacer frente a la baja natalidad autóctona,  hacía una reunión en Barcelona con representantes de las comunidades sudamericanas en la que abogaba por una “inmigración controlada”, es decir por continuar acelerando el proceso de sustitución demográfica.

 

 

Es necesario señalar que el Partido Conservador tiene el dudoso honor de ser el primero en haber situado a un no-blanco como premier del Reino Unido, el hindú Rishi Sunak, mientras que al Partido Laborista le corresponde el no menos dudosos honor de poner al primer no-blanco en la alcaldía de Londres, Sadiq Khan.

 

 

Derecha e izquierda: discursos complementarios para la muerte demográfica de Europa.

 

 

 

 

 

 

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