Redescubrir a la comunidad: volver a Tönnies

 

 

Por Fabrizio Fratus

 

https://domus-europa.eu/2022/11/17/riscoprire-la-comunita-tornare-a-tonnies-di-fabrizio-fratus/

 

Ferdinand Tönnies (1855-1936)

 

El primer erudito en concebir una sociedad comunitaria debe identificarse en Ferdinand Tönnies, alemán de nacimiento y profesor de la Universidad de Kiel, así como fundador de la Sociedad Alemana de Sociología. El sociólogo nació en 1855 y murió en Kiel en 1936. Fue un crítico de la sociedad moderna en su obra más famosa: Gemeinschaft und Gesellschaft de 1887. Tönnies elaboró y describió la oposición entre una comunidad (Gemeinschaft) y una sociedad (Gesellschaft).

La descripción que hace el sociólogo alemán de la comunidad es específica y concreta y se explica como un sistema en el que la convivencia debe considerarse duradera, íntima y exclusiva. Un sistema en el que la unidad de las personas se siente fuertemente y se basa en el consenso, en la comprensión mutua. La elección de pertenecer a una comunidad se debe a una adhesión voluntaria y muy específica de tipo natural que se deriva de supuestos como el mismo origen (la sangre), los mismos sentimientos (las costumbres), la misma aspiración fundamental (del pueblo).

El pensamiento de Tönnies se opone fuertemente al modelo racionalista derivado de la Ilustración y al contractualismo, una concepción filosófico-política según la cual el Estado surge de un contrato entre individuos; la concepción moderna fue afirmada en los siglos XVII y XVIII por la escuela del derecho natural: mediante el contrato, los individuos aceptan salir del estado de naturaleza, donde son iguales y libres. El sociólogo alemán desarrolló varias diferenciaciones sustanciales entre comunidad y sociedad; mientras que en la comunidad es importante la herencia ancestral, la sociedad, por el contrario, se basa en una simple necesidad utilitaria. Mientras que la primera es duradera debido a los lazos reales y compartidos, la segunda se basa en suposiciones fútiles, de naturaleza materialista y efímera, que terminan en el momento en que la coexistencia por la utilidad fracasa. El sistema basado en la comunidad tiene una naturaleza holística en la que el conjunto se considera un organismo vivo y no una suma de individuos, la sociedad en cambio es fría, mecánica, desencantada, personalista, individualista y alejada del sentimiento de pertenencia.

La descripción que acabamos de dar puede deducirse de la definición específica del mismo erudito, que consideraba que los "cálidos impulsos del corazón" eran el fundamento de la comunidad, mientras que la sociedad "procede del frío intelecto". En la práctica, es una cuestión de corazón frente a cerebro: instinto frente a fría racionalidad.

El pensamiento de Ferdinand Tönnies es abiertamente antitético, por no decir fuertemente opuesto, a los principios nacidos con las revoluciones industrial y francesa, inspiradores del contrato social, de los derechos humanos y del sistema tan en boga hoy en el mundo occidental.

Para dar fuerza a su pensamiento, el sociólogo alemán enumera varias formas primitivas de comunidad presentes en la historia de la humanidad entre las que podemos mencionar la relación entre madre e hijo, entre hombre y mujer y entre hermanos. Todos los vínculos que se acaban de representar tienen un carácter instintivo y humano, y sobre la base de este tipo de relaciones, el sociólogo alemán sentó las bases para organizar las comunidades futuras. En este trazo podemos ver el pensamiento de Aristóteles de que la familia era el centro de la comunidad, desde el centro (la familia) en formas concéntricas se formaba la comunidad.

El principio básico del que parte la oposición de Ferdinand Tönnies es la crítica del fracaso social moderno marcado por la atomización social y la urbanización incontrolada como fuente de desintegración y alienación.

Estos escenarios encajan perfectamente con la visión de la Gesellschaft, es decir, el sistema utilitario y mecanicista descrito anteriormente. Para superar este proceso en curso en la modernidad, es necesario un simple retorno a la dimensión humana de la vida social, tal como era en las aldeas. Debe quedar claro que su impugnación no es una negación a priori del modelo urbano y de la figura del ciudadano, sino una descripción de cómo se convierten en habituales ciertos comportamientos en los que se pierde la verdadera voluntad de comunicar, compartir experiencias, sentimientos y sobre todo valores.

El crecimiento de un espíritu comunitario es importante tanto para uno mismo como para toda la comunidad. El pensamiento del erudito alemán es absolutamente actual y moderno, y redescubrirlo puede ser de gran ayuda para contrarrestar el avance aparentemente imparable de la sociedad materialista, masificadora y estandarizada. Mientras que el sociólogo alemán presentaba su oposición entre comunidad y sociedad de forma teórica e ideológica, hoy sus descripciones se realizan reforzadas por el progreso técnico y el liberalismo económico, que contribuyen fuertemente a una atomización de la sociedad. La realidad social se caracteriza cada vez más por el predominio del interés privado frente al interés comunitario. Al captar los aspectos del erudito alemán, es posible no sólo desarrollar una oposición sustancial al modelo de la sociedad liberal-capitalista sino, sobre todo, apuntar a un proceso inverso al impuesto por la tecnología, para avanzar hacia un sistema en el que la relación humana y el hombre vuelvan a estar en el centro de la vida real.

 

Fabrizio Fratus

 

 

 

 

 

Commentaires

Posts les plus consultés de ce blog

Carl Schmitt: Estado, movimiento, pueblo

Entrevista con Yona Faedda, portavoz del colectivo Némésis, procesada por llevar carteles en los que se leía "Libérenos de la inmigración" y "Fuera los violadores extranjeros".

Un mundo heptapolar