Destruir el Nord Stream: que se joda la UE
Por Dimitris Konstantakopoulos
http://www.defenddemocracy.press/destroy-the-nord-stream-fuck-the-eu/
"Gracias
EE.UU." escribe en su cuenta de twitter el ex ministro de Asuntos
Exteriores de Polonia, miembro del Comité Directivo del Club Bilderberg y
actual eurodiputado Roman Sikorski ( https://news.antiwar.com/2022/09/27/explosions-cause-major-damage-to-both-nord-stream-pipelines/
). Sikorsky se refiere al sabotaje, según todos los indicios, de los
dos gasoductos submarinos Nord Stream, capaces de transportar gas
natural de Rusia a Alemania. Sikorsky se alegra de que Rusia pague el
precio de Ucrania y ve cómo el gasoducto de veinte mil millones de
dólares yace inútil en las profundidades del Mar Báltico.
Estados
Unidos niega, por supuesto, tener relación alguna con el sabotaje del
oleoducto. Pero normalmente las sospechas recaen sobre ellos, dadas las
numerosas declaraciones de funcionarios estadounidenses contra los
oleoductos. El pasado mes de enero, por ejemplo, el propio presidente
Biden mantuvo el siguiente diálogo con los periodistas:
Pres. Biden: "Si Rusia invade... entonces ya no habrá Nord Stream 2. Le pondremos fin".
Reportero: "¿Pero cómo hará eso, exactamente, ya que... el proyecto está bajo el control de Alemania?"
Biden: "Le prometo que podremos hacerlo". ( http://abcn.ws/3B5SScx ).
En
cuanto a la secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland (y una de las
protagonistas del golpe de Estado en Kiev en 2014) kas dijo lo mismo el
pasado enero: "Si Rusia invade Ucrania, de un modo u otro, Nord Stream 2
no avanzará" (subrayado nuestro).
Ahora Zelenski se ha
apresurado a acusar a Rusia de ser responsable del sabotaje. Esta
afirmación es más bien ridícula, como lo fue su otra afirmación de que
los rusos estaban bombardeando la central nuclear de Zapirizhie, que la
ocupan (o la acusación contra Putin de que es responsable del asesinato
de un periodista ruso que apoyaba su campaña ucraniana en Moscú).
Aunque
ridículas, tales afirmaciones son útiles para las fuerzas extremistas y
los servicios secretos que controlan y utilizan como provocador
internacional al presidente ucraniano, para incluso intervenir en la
vida interna de Alemania y en nombre del "partido de la guerra"
internacional.
En un entorno público en Occidente dominado por
la histeria antirrusa, es casi imposible encontrar medios de
comunicación que expongan el ridículo de tales afirmaciones, entre otras
cosas por miedo a parecer prorrusos.
Enfrentados al dilema de
creer a los medios en los que confían o a sus mentes en contra, los
ciudadanos se ven sumidos en una confusión generalizada. Esta es también
la lógica de Goebbels: diga, diga, que algo quedará.
Con los
dos gasoductos en buen estado, Rusia tiene en gran medida el suministro
energético de Alemania en su mano. Moscú puede suministrar gas si quiere
o puede negarse a suministrarlo. Para que los gasoductos sean un arma
en sus manos, como sostiene Bloomberg, Rusia necesita que los gasoductos
existan y puedan funcionar.
Pero si los gasoductos están en
condiciones de funcionar, Alemania también puede, si decide cambiar su
política respecto a Ucrania, por ejemplo presionada por la falta de
energía, restablecer inmediatamente el flujo total de gas ruso para sí
misma.
Por el contrario, con los dos gasoductos fuera de
servicio, Berlín depende desesperadamente de EEUU para su abastecimiento
energético, por lo que le resultará mucho más difícil cambiar de
política respecto a Ucrania, si así lo desea.
En otras palabras,
lo que consigue el sabotaje de los dos oleoductos es que, por un lado,
priva a Rusia de su "arma" y, por otro, está atando a Alemania y, de
forma más general, a Europa, al curso de guerra continua de la OTAN
contra Rusia. Demuestra así, una vez más, que aquí no tenemos sólo una
guerra contra Rusia, sino, también, una guerra indirecta contra Europa
lanzada por el "Imperio".
Es Europa la que está pagando el
coste de las sanciones, ya que su economía se encuentra ahora bajo la
amenaza de un colapso total, especialmente a medida que se intensifica
el conflicto en torno a Ucrania. Los Estados europeos, su economía, sus
fuerzas armadas y sus servicios secretos pasan a depender más que nunca
de Estados Unidos. Europa pierde toda posibilidad de cultivar cualquier
tipo de relaciones equilibradas con Washington y Moscú, que es un
requisito previo de cualquier autonomía europea. Se transforma en un
vasallo total de Estados Unidos (Oscar LaFontaine: "Alemania actúa como
vasallo estadounidense en la guerra de Ucrania" | Defend Democracy
Press) y del "superimperialista" (por utilizar la terminología de
Kautsky) Imperio financiero internacional que gobierna el "Occidente
colectivo".
Esto no debe ser una sorpresa para quienes conocen
las estrategias estadounidenses y, en particular, las neocon. Una de las
ideas principales que subyacen en sus textos como, por ejemplo, el
informe Wolfowitz o el Proyecto para un nuevo siglo americano, es que
Washington debe hacer todo lo posible para no permitir que dos de los
polos de poder menores del mundo (por ejemplo, Europa y Rusia o Rusia y
China) desarrollen relaciones especiales entre ellos, porque en ese caso
desafiarían la dominación global de Estados Unidos.
La
destrucción de las relaciones entre Europa y Rusia es un objetivo
secundario, no declarado pero muy importante, de la política ucraniana
de Estados Unidos desde hace muchos años. Una manifestación de esta
política la tuvimos durante la crisis ucraniana de 2014. Entonces, los
ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y Polonia fueron a
Kiev y negociaron un acuerdo que permitía una salida pacífica de la
crisis. Los golpistas, entre ellos el Sector Derecho y otros
paramilitares de extrema derecha, esperaron a que su avión saliera de
Kiev e, inmediatamente después, lanzaron su provocación seguida de su
golpe de estado armado contra Yanukovitch.
Una frase pronunciada entonces por Victoria Nuland se hizo famosa: "Que se joda la UE".
Hay
que señalar ahora que muy pocos Estados tienen la capacidad técnica
para emprender una operación como la del Nord Stream y, además, una
posibilidad razonable de mantenerla en secreto durante mucho tiempo
después. Creo que es aconsejable no sacar conclusiones precipitadas
sobre cuál fue el responsable directo.
Por el contrario, es
casi seguro que el sabotaje de los oleoductos (mientras se celebraban
los referendos en el Donbass y en otros lugares), fue planeado y
decidido por los centros de poder del "Imperio profundo" y del "Partido
de la Guerra", que controlan todo el "Occidente colectivo" e incluso los
propios Estados Unidos. Hemos visto la acción de este partido en varias
ocasiones no sólo en el frente de la crisis ucraniana, sino también en
los de Oriente Medio y China. Ahora parecen haber secuestrado, en cierto
modo, todo el establishment político occidental.
Por cierto,
la señora Victoria Nuland es una persona clave que conecta todos esos
"frentes". Fue la asesora del republicano Dick Cheney cuando éste lanzó
las guerras en Oriente Medio y también fue secretaria de Estado adjunta
del presidente demócrata Obama, cuando estalló la crisis ucraniana.
Mientras
el Partido de la Guerra no se enfrente a ninguna resistencia seria ni
del establishment político, económico y mediático occidental, ni de los
movimientos y partidos de masas en Europa y América, ni de los supuestos
"intelectuales", puede generalizar sin limitaciones el conflicto con
Rusia. No provocarán la derrota de Rusia como esperan, pero tienden a
llevar al "Occidente colectivo" al neofascismo ("neoclásico" o
"posmoderno") y a la plena guerra mundial.
Por desgracia, la
mayoría de los políticos, intelectuales, analistas o activistas
europeos, incluso los supuestos radicales entre ellos, al haber vivido
toda su vida en tiempos relativamente libres y prósperos, parecen ser
orgánicamente incapaces de darse cuenta del precipicio al que nos
dirigimos y de actuar en consecuencia.
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