Hugo Pratt, la aventura contada con una simple línea


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Marco Battistini

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Roma, 20 de agosto - Según un aforismo budista, las palabras "tienen el poder de destruir y de crear". Sin embargo, en la filosofía griega, el término logos puede adoptar un doble significado. La palabra, precisamente, y el pensamiento. De la misma expresión helénica -y del inglés type, es decir, letra- procede el logotipo, que en lenguaje moderno indica los signos gráficos particulares de una realidad determinada. Lo que comúnmente llamamos un logotipo. Los modismos y las figuras, tan diferentes como son - como hemos visto - unidos. También para Hugo Pratt, el novelista que diseñó sus historias contándolas con una simple línea. "En la literatura, lo que más me conmueve es la poesía porque es sintética, procede en imágenes. Cuando leo, veo las imágenes, las percibo a nivel epidérmico. Detrás de la poesía hay una profundidad que puedo percibir inmediatamente y, como en la poesía, el cómic es un mundo de imágenes, uno se ve obligado a combinar dos códigos y, en consecuencia, dos mundos. Un universo inmediato a través de la imagen y un mundo mediado a través de la palabra", dijo el padre de Corto Maltés en una entrevista de 1989.


Hugo Pratt, joven en Abisinia

Ugo Eugenio Prat, como era conocido, nació en Rimini en junio de 1927. Escritor, ilustrador y dibujante -o mejor dicho: caricaturista, como se llamaba a sí mismo- empezó a expresar su talento gracias a su abuela. Al volver del cine, aconsejó a su nieto que dibujara lo que había visto, y luego le recompensó con chocolate y galletas. Otra figura clave en la futura expresión del genio es su padre.

Sargento de la Milizia Volontaria per la Sicurezza Nazionale (Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional), se reúne con su familia (1937) en los territorios del África Oriental italiana. Los trágicos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial también alteraron a Abisinia: detenido por los británicos, Rolando fue internado en un campo de concentración aliado. Sin embargo, en esos momentos dramáticos consigue regalar a su hijo un ejemplar de La isla del tesoro de Stevenson, una novela que resultará propiciatoria. Nunca volverán a verse, ya que durante su encarcelamiento el soldado encontrará la muerte.

La experiencia de la guerra

Como cuenta su hija Silvina, durante ese mismo periodo, "hacia las siete de la tarde sonaban las trompetas africanas, mientras los colores de la bandera francesa caían del mástil. Hugo tenía ganas de llorar. En lugar de azul, le hubiera gustado ver el verde". El amor a su país y un espíritu juvenil de aventura impulsaron así al todavía "maestro de Malamocco" a regresar a Italia para alistarse como maro en el X Mas. Dos años después de su partida terrenal -el 20 de agosto de 1995- el periodista Adriano Bolzoni escribió en las páginas de Il Secolo d'Italia: "En un pequeño scrignetto de extraña factura guardaba las alas de rana de la Decima. Estaba orgulloso de haber servido en el ejército de la RSI. Se había unido voluntariamente a la generosa y algo tonta masnada a la edad de diecisiete años. Nunca lo olvidó y nada podrá hacer palidecer ese recuerdo".

"No me gustan las reglas, sólo respeto una".

Aventura y narración. Una síntesis perfecta de la vida de Hugo. Uno de los más grandes autores de cómics de la historia (además de hacerse un nombre en Italia, también lo hizo en América Latina y en el mundo anglosajón), es hoy en día una referencia para los que estudian la expresividad de la "literatura dibujada", neologismo acuñado por el propio Pratt. De su pincel nació Corto Maltés, un mito de la segunda mitad del siglo XX en Europa. Carácter mediterráneo, ágil, seco y con repulsión por la proliferación de normas. Una es suficiente - la de la amistad fiel - para ser respetada plenamente. Héroe y antihéroe, en constante búsqueda de tesoros a los que siempre preferirá la libertad. Pirata romántico y leal, viajero irónico y cínico. A lo largo del río Piave, en los días previos a las batallas del mismo nombre, se encuentra con Gabriele D'Annunzio en el espléndido escenario veneciano.

El marinero con cigarrillo debutó en papel (1967) con Una balada del mar salado, y llegó a la gran pantalla en 2002. "El aventurero siempre es visto como alguien que no tiene lo que hay que tener, un marginado, alguien así... en cambio, no es cierto, porque la aventura significa futuro, significa lo que pasará mañana". Así es como Hugo Pratt describió a su propia criatura. O quizás, siendo más realistas, estaba hablando de sí mismo.


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