Francia: cuando el «macronismo» se derrumba sobre sí mismo
Elena Fritz
https://pi-news.net/2025/10/frankreich-wenn-der-macronismus-in-sich-selbst-kollabiert/
La dimisión de Sébastien Lecornu, apenas 24 horas después de su nombramiento como primer ministro, parece un escándalo político. De hecho, es la expresión de una ruptura estructural más profunda. Francia está viviendo la lenta decadencia del macronismo, una forma de poder tecnocrática que ha perdido su base social.
Desde 2017, Emmanuel Macron vende a los franceses una imagen de «modernización» que, en realidad, significa desregulación, recortes sociales y autoexaltación moral. La llamada «vía europea» no es más que la institucionalización de la irresponsabilidad: se externalizan los intereses nacionales, se europeizan los conflictos sociales y se anonimizan las decisiones políticas.
Lecornu era la figura ideal en este sistema: adaptable, leal, ambicioso. Que ahora renuncie no es una rebelión, sino el último reflejo de su instinto de supervivencia. El cargo de primer ministro es un producto de desgaste en el macronismo: cualquiera que tenga que llevar a cabo reformas impopulares es sacrificado tan pronto como las protestas se vuelven demasiado fuertes.
Lecornu como síntoma, no como solución
Detrás de la retórica liberal se esconde una profunda política de austeridad. Pensiones, educación, sanidad: todo se recorta para financiar nuevos proyectos de armamento.
Ucrania sirve de pretexto moral para la transformación de la economía francesa en una economía de guerra. El precio a pagar: una pérdida silenciosa, pero perceptible, de cohesión social.
La dimisión de Lecornu no es un fracaso personal, sino el síntoma de un orden de poder que se consume a sí mismo. Francia quiere ser al mismo tiempo un Estado social, un imperio y una superpotencia moral, y está perdiendo poco a poco cada uno de estos elementos.
No es «Europa» la que tiembla, sino el aparato de Bruselas, cuya fachada se sustentaba en la estabilidad francesa y la solvencia alemana. Cuando París vacila, se rompe el equilibrio político de la UE. Sin Francia, Bruselas pierde su ancla de legitimidad, su centro semántico. La UE como «proyecto de racionalidad» se revela cada vez más como un proyecto de mantenimiento de su propia burocracia.
Conclusión
El caso Lecornu demuestra que el macronismo nunca fue un movimiento político, sino una gestión del declive con una pretensión estética cuestionable. Ahora que incluso los funcionarios más leales están abandonando el barco, se revela la verdad: Francia no se enfrenta a un cambio de poder, sino al agotamiento del poder mismo.
Y la UE, que ha apoyado este rumbo, siente por primera vez que sus cimientos, basados en la ilusión tecnocrática y la arrogancia moral, no son sólidos cuando el cemento francés se desmorona.
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