Franco Cardini y la implosión de Occidente



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A finales del año pasado, se me ocurrió escribir un librito pretencioso y pedante, una especie de respuesta unos años más tarde a ese gran ensayo que fue en su momento (y que ha permanecido) L'occidentalisation du monde de Serge Latouche (La Découverte, 1989). Mi breve ensayo, quizás algo parecido a un panfleto, se titula La deriva dell'Occidente (Laterza, 2023), y examina el febril e insultante retorno del orgullo colectivo de un "Occidente" que ni siquiera puede definirse claramente, que va perdiendo una a una sus connotaciones históricas, culturales, intelectuales, religiosas, espirituales, y que sólo consigue engañarse a sí mismo creyendo que puede dar contenido a su imposible recuperación de la identidad mediante la orgía consumista (por otra parte, frustrada por la incipiente crisis) y el desierto de una "voluntad de poder" que, tras el fracaso de un loco designio de supremacía racista, es incapaz de dar a su ilusión de superioridad otro nombre que no sea el más estólido de todos: 'democracia'.

Esperaba, ante este vacuo ejercicio de prosa frustrada, una respuesta de indiferente desinterés. Al fin y al cabo, era lo que merecía y esperaba. En cambio, la editorial colocó varios miles, e incluso hubo algunas críticas generosas. Pero sobre todo, un paradójico golpe de suerte, mi librito salió a la venta apenas unas semanas antes que un ensayo verdaderamente grandioso, mucho más importante y significativo que el mío: y cuyo título, La défaite de l'Occident (Gallimard, 2024), parece recoger mi discurso, exaltándolo y llevándolo hasta sus últimas consecuencias, aquellas a las que yo ni siquiera me había atrevido a asomarme.

Por otra parte, hace unos meses, tanto Emmanuel Todd como yo tuvimos un válido outrider en un lúcido estudio de Didier Billon y Christophe Ventura con un título despiadadamente desencantador: Désoccidentalisation. Repenser l'ordre du monde (Agon, 2023).

Hay que decir que el resto de nosotros, historiadores, filólogos, filósofos, antropólogos, especialistas en todo tipo de "ciencias humanas", nunca habríamos tenido el valor de implantar un análisis en los términos tan concretamente, casi "materialistamente" realistas, en los que lo ha implantado este alumno rudo y a veces "minimalista" de Emmanuel Leroy Ladurie. Que tiene el valor de mirar la realidad en sus connotaciones esqueléticas y describirla en un lenguaje desnudamente realista. Fuera los adornos superestructurales, nos dice Todd, fijémonos en la estructura desnuda.
Sólo que, ¡sorpresa!, la estructura del fracaso europeo y de su perdición no es en absoluto socioeconómica. Más bien al contrario. Desde los años ochenta, cuando la "victoria" de Occidente parecía perfilarse tan claramente como para provocar el grito triunfal de fin de la historia lanzado por Francis Fukuyama, la implosión de la Unión Soviética volvió a ponerlo todo en movimiento: como si el fin de la Gran Unión de Ateos Confesos y Militantes hubiera provocado el estallido de una ampolla hinchada desde hacía tres cuartos de siglo y que contenía todas las esporas de una religiosidad reprimida e invencible, comprimida y a punto de estallar. Una religiosidad que en otra parte la victoria del dinero y del mercado (El "Rey Midas" descrito precisamente por Paolo Cacciari en el ensayo Rey Midas. La mercificazione del pianeta, La Vela, 2022) había matado lenta e implacablemente en una especie de eutanasia lenta. Setenta años de dictadura soviética no congelaron las profundas raíces del cristianismo ortodoxo ruso; de forma similar, en la muy católica Polonia, bastaron unos pocos años de democracia para poner en crisis a la gran Iglesia polaca, que había resistido a la dictadura indígena y a la tiranía hegemónica soviética durante muchas décadas.

Pero, ¿qué ocurrió mientras tanto en el Occidente opulento y consumista, en el universo del dólar y del mercado, de los beneficios y del consumo? Allí, la crisis del sistema socioeconómico-político internacional hegemonizado por Estados Unidos descubrió su verdadero punto débil precisamente y sobre todo en la esfera religiosa y espiritual. En Estados Unidos, la disolución de la gran tradición protestante ha desembocado en el neoliberalismo y el nihilismo; en Gran Bretaña, en el torbellino de la supremacía de las grandes finanzas; en Europa, en un ateísmo perdido en el sopor consumista a la luz del cual, los domingos, los centros comerciales han sustituido a las misas y las parroquias.
Y aquí el sociólogo y demógrafo Todd pone en juego los recursos de la crítica económica, de la sociología religiosa y de la antropología des profondeurs para describir, con abundancia de datos cuantitativos, la derrota de un Occidente incapaz de construir valores que no sean exclusiva o predominantemente materialistas. Occidente no ha estallado ni ha sido derrotado; está implosionando incapaz de expresar valores que no estén ligados a la monetización, al beneficio y al consumo. Incapaz de resistir a la Nada que Avanza.

Franco Cardini, Minima Cardiniana, 

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