"¿No eres woke? Te borramos": en qué consiste el sistema de puntuación de Cei, Soros y BlackRock para chantajear a las empresas

Por Cristina Gauri

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Ese interminable desfile de banderas arco iris que infestan los logotipos de las empresas del mundo occidental cada mes de junio, esos inverosímiles testimonios trans y no binarios que aparecen en las campañas publicitarias de las mayores multinacionales mundiales no se ponen ahí para "apoyar la causa LGBT", la "inclusión", "dar visibilidad al arco iris oprimido": se interpretan como una especie de "encaje ideológico" que hay que pagar a los lobbies políticos financiados por los "de siempre" (volveremos sobre ello) para mantener una puntuación de "crédito social" crucial para el mantenimiento o la destrucción del negocio de una empresa.
Qué es el Cei, el sistema de puntuación woke que evalúa a las empresas estadounidenses

La puntuación en cuestión es el Índice de Igualdad Corporativa -o Cei-, que supervisa la Campaña de Derechos Humanos, el mayor grupo de presión política LGBT del mundo. Hrc, que ha recibido millones de la fundación Open society de George Soros entre otros, hace públicos boletines de calificaciones de "virtudes sociales" que evalúan a las mayores empresas estadounidenses a través del Cei. ¿Cómo? Asignando o restando puntuaciones en función del grado de adhesión de las empresas a los "criterios de evaluación" publicados por el Hrc.

Las empresas que alcanzan la puntuación máxima de 100 obtienen el codiciado título de "Mejor entorno de trabajo para la igualdad LGBT". Quince de las 20 empresas mejor clasificadas por Fortune recibieron una puntuación del 100% el año pasado, según los datos de HRC. Según el último informe, más de 840 empresas estadounidenses recibieron puntuaciones altas de HRC. Lo que significa que la gran mayoría de las empresas estadounidenses viven bajo el chantaje de este lobby. El HRC, fundado en 1980, inició el procedimiento Cei en 2002; desde 2022 está dirigido por Kelley Robinson, una de las organizadoras de la campaña presidencial de Barack Obama en 2008.

Los cinco puntos de evaluación

Existen cinco criterios de evaluación principales elaborados por el Cei, cada uno con sus propios subconjuntos discutibles. Las categorías principales son: Protección de la mano de obra, Beneficios inclusivos, Apoyo a una cultura inclusiva, Responsabilidad social de la empresa y Ciudadanía responsable. Una empresa puede perder fácilmente puntos CEI si no cumple el requisito del Hrc de "integrar la interseccionalidad en el desarrollo profesional, la formación basada en competencias u otros tipos de formación" o si no utiliza un "programa de diversidad de proveedores con un esfuerzo demostrado para incluir a proveedores Lgbtq certificados".

Chantaje con tintes de arco iris

La omnipresente y desbordante actividad del HRC se manifiesta en el envío de representantes a las empresas cada año para que esbocen el tipo de mejoras woke que deben aplicarse en la empresa. Las distintas empresas reciben una lista de exigencias que, de no cumplirse, se traducirán en una rebaja de la puntuación Cei. El propio mecanismo Cei, a su vez, forma parte del floreciente movimiento de "inversión ética" ESG (Environmental, Social and Corporate Governance), impulsado por las tres principales empresas de inversión del país (BlackRock, Vanguard y State Street Bank). Los fondos ESG invierten en empresas que se oponen a los combustibles fósiles e impulsan las cuotas raciales y de género por encima del mérito en la contratación y la selección de directivos. Las consecuencias son fáciles de ver: la mayoría de los consejeros delegados estadounidenses están más preocupados por complacer a los accionistas que por enfadar a los conservadores.
 

El caso Mulvaney

Tomemos el llamativo caso de Dylan Mulvaney: a sus 26 años, hizo la transición de "hombre a mujer" en marzo de 2021, ganando más de un millón de dólares gracias a apoyos que incluyen marcas de moda y belleza como Ulta Beauty, Haus Labs y CeraVe, así como Crest e InstaCart, y más recientemente Bud Lite y Nike.
"Pueden complicarle la vida"

"Los grandes gestores de fondos como BlackRock abrazan esta ortodoxia ejerciendo presión sobre los equipos de dirección y los consejos de administración de las grandes empresas y determinan, en muchos casos, la remuneración y las primas de los ejecutivos y quiénes son reelegidos o nombrados de nuevo para los consejos", explica el empresario Vivek Ramaswamy, candidato a la presidencia por el Partido Republicano y autor de Woke Inc.: Inside America's Social Justice Scam. "Pueden hacerte la vida muy difícil si no cumples con su agenda".

La carta de chantaje de BlackRock

Para entender mejor de qué habla Ramaswamy tenemos que remontarnos a 2018 y a la carta del consejero delegado de BlackRock, Larry Fink. Descrito como el "rostro de ESG", escribió una carta -que en tono de chantaje ha quedado en los anales- a todos los CEO estadounidenses titulada A Sense of Purpose (Un sentido de propósito) en la que promovía un "nuevo modelo de gobernanza" en línea con los valores de woke. "La sociedad exige que las empresas, tanto públicas como privadas, tengan un propósito social", escribió Fink. "Para prosperar a lo largo del tiempo, cualquier empresa no sólo debe ofrecer resultados financieros, sino también demostrar su capacidad para contribuir positivamente a la sociedad", según la vulgata liberal progresista. Fink también hizo saber "que si una empresa no se compromete con la comunidad y no tiene un propósito" acabará "perdiendo la capacidad de invertir".

Las empresas que se atreven a rebelarse son inmediatamente penalizadas por la puntuación del Cei. A veces, la reacción se produce en los pequeños detalles: si una empresa no obtiene una puntuación Cei de 100, no será admitida en una feria de empleo de una universidad o verá reducidas sus posibilidades de comprar espacios publicitarios. Las universidades cortan lazos con las empresas que no obtienen una puntuación de 100, presentándolas a los futuros licenciados como lugares donde reina el fanatismo. Si no se considera conforme, una empresa puede ser eliminada de las carteras de los fondos índice y de los fondos de pensiones. Todo el sistema corporativo estadounidense está así cautivo de una gigantesca red extorsionista woke. La mafia del arco iris.

Cristina Gauri