Tres veces Ostpolitik. Tres veces Moscú. Tres hitos de la historia reciente de Alemania
https://pi-news.net/2025/11/alle-guten-dinge-sind-drei-oder-doch-nicht/
El bloguero Alexander Wallasch aborda en un interesante artículo la cuestión de si la línea de Tino Chrupalla respecto a Rusia convertirá definitivamente a la AfD en un partido popular. Nunca ha habido una oportunidad tan propicia como ahora. Una Ostpolitik equilibrada y claramente abierta, una señal más que decidida hacia Moscú, puede romper el desolador bloqueo de la política exterior alemana.
Quien se haya perdido y se haya quedado atascado en el pantano, haría bien en dar marcha atrás y corregir el rumbo. Si la AfD decide convertir la orientación puramente transatlántica de su política en su máxima doctrina, corre el riesgo de seguir el camino trillado de la antigua República Federal y acomodarse en la cama de la soberanía «percibida».
Esto es poco alternativo y aterrador, adaptado a la narrativa de la política que quiere superar. Alemania necesita urgentemente una apertura, un salto adelante, para recuperar su credibilidad y su antigua reputación. Siguiendo exclusivamente la estela de Washington, esto difícilmente se logrará.
Echemos la vista atrás por un momento:
Konrad Adenauer logró en 1955 un espectacular éxito en política exterior gracias a su política hacia Moscú y trajo de vuelta a casa a los prisioneros de guerra alemanes que aún quedaban.
Willy Brandt hizo posibles en 1970, con su Ostpolitik, los tratados de Moscú y Varsovia. El resultado final fue el Tratado Fundamental entre la República Federal de Alemania y la RDA.
Helmut Kohl aprovechó el momento de oportunidad y logró en 1990 que Moscú hiciera posible la reunificación alemana.
Tres veces Ostpolitik. Tres veces Moscú. Tres hitos de la historia reciente de Alemania. Hoy, Alemania se encuentra en la crisis más grave desde 1945. El futuro de la nación se encuentra en una encrucijada y debemos tomar una decisión.
La AfD tiene ahora la oportunidad única de pasar a la historia como el partido popular que abre el camino hacia el Este, que aleja la amenaza evidente de guerra y que establece a Alemania en el círculo de los Estados que quieren y pueden configurar la geopolítica con confianza y autodeterminación.
En otras palabras: el futuro del partido y del país no reside en el cómodo y trillado camino del seguimiento transatlántico, sino en romper el corsé de la potencia occidental vencedora.
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