La EU en el círculo vicioso fiscal y geopolítico
La UE habla de “autonomía estratégica”, pero la realidad es otra: Europa está atrapada en una espiral de deuda que paraliza su capacidad de acción geopolítica.
Lo señala el economista Paweł Tokarski (SWP (https://www.swp-berlin.org/publikation/die-eu-im-fiskal-geopolitischen-teufelskreis)) en su nuevo análisis: “La UE en el círculo vicioso fiscal y geopolítico”.
Autoimposición estructural
Tokarski muestra: El aumento de la deuda pública en Europa no es un fenómeno de crisis, sino una consecuencia estructural del sistema mismo.
- Sociedades envejecidas
- Crecimiento de la productividad estancado
- Una clase política que prefiere redistribuir en lugar de reformar
- El resultado: Para 2040, se prevé una relación deuda/PIB del 130 %, en una unión cuyo pacto de estabilidad ya hoy está de facto suspendido.
- Tokarski llama a esto un “círculo vicioso”: La falta de espacio fiscal debilita la fortaleza geopolítica, pero la debilidad geopolítica obliga a nuevos gastos.
El precio de las ilusiones
La UE intenta financiar simultáneamente cuatro objetivos incompatibles:
- Rearmamento y militarización – con cientos de miles de millones para “European Defence” y “Readiness 2030”
- Subvenciones industriales – para seguir el ritmo de China y EE. UU.
- Transición energética – costosa, pero políticamente imprescindible
- Apoyo a Ucrania – prácticamente un pozo sin fondo
- Pero cada uno de estos puntos consume créditos, cuya carga de intereses se duplica o triplica. La consecuencia: La montaña de deuda europea crece exponencialmente, sin crecimiento que la sostenga.
- Esto ya no es una política cíclica, sino autodestrucción.
La geopolítica de la deuda
A diferencia de EE. UU. o China, Europa no tiene una máquina soberana de deuda.
La UE no puede emitir una moneda de reserva mundial que todos deban comprar.
Su mercado de capitales está fragmentado, la responsabilidad política compartida, y el BCE atrapado entre fuegos fiscales y ortodoxia monetaria.
Tokarski advierte: si Alemania pierde su anterior papel de estabilidad, la próxima crisis del euro sería no solo económica, sino también devastadora en el plano geopolítico.
Porque Europa entonces no tendría una red de seguridad creíble, ni económica ni política.
El riesgo implícito
Lo que Tokarski apenas insinúa, es la verdadera bomba de tiempo:
La confiscación planificada de activos rusos socava la confianza en el sistema financiero europeo.
Si la zona euro empieza a expropiar reservas soberanas de otros países, envía una señal inequívoca al Sur global:
“Su dinero no está seguro con nosotros”. Con ello, la UE podría destruir sus últimos “activos duros”: el euro y la confianza en el Estado de derecho.
Conclusión
Europa enfrenta una elección:
- O una consolidación estructural, reducción de la burocracia, rechazo del militarismo ideológico,
- O un estado de excepción permanente – financiero, político, moral.
- Un continente que quema sus recursos en armamento, subvenciones y política exterior simbólica, pierde la capacidad de una verdadera soberanía.
Resumen
La UE ha comenzado a hipotecar su futuro para mantener el statu quo. Pero quien acumula deudas, pierde libertad – tanto en política exterior como interior.
Y si el euro se convierte en un instrumento político en lugar de una moneda estable, Europa no asistirá a un renacimiento, sino al nacimiento de un imperio militarizado y tecnocrático, cuya fuerza se basa en la deuda y el miedo.
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