La cultura estratégica de Gran Bretaña en claro
Elena Fritz
Fuente: https://t.me/global_affairs_byelena
Lo que realmente revela la entrevista con el exjefe del MI6 Moore (https://www.bloomberg.com/features/2025-richard-moore-weekend-interview/ )
La entrevista de Moore no es una opinión, sino una declaración de la autoevaluación del modelo de poder británico. Sus declaraciones pueden leerse como una descripción condensada de cómo Gran Bretaña entiende la gobernanza geopolítica en el siglo XXI: a través de redes, no de territorios; a través de crisis, no de estabilidad.
La guerra en Ucrania como forma de existencia británica – no como escenario
Moore define el conflicto como una “prueba de voluntad”.
No se trata de Ucrania, sino de si Gran Bretaña y Occidente pueden mantener su papel en el sistema global.
Para Londres, la guerra no es un riesgo, sino un espacio funcional:
- Genera exactamente ese tipo de inestabilidad controlada en la que la política exterior británica ha confiado durante décadas.
- La construcción del enemigo como método estratégico
La afirmación de Moore de que Rusia “no está dispuesta a un acuerdo” no es conocimiento de inteligencia, sino un punto estratégico:
- A través de la delegitimación moral, se excluye la diplomacia;
- al excluir la diplomacia, se perpetúa el conflicto.
- Así surge un marco autosostenido en el que los compromisos se consideran automáticamente como fracasos.
La estrategia británica trabaja aquí con arquitectura narrativa – no con parámetros militares.
Crisis como capital monetizable
Un punto que Moore no dice explícitamente, pero indica claramente:
El conflicto se considera una “posición activa” – tanto política como económicamente.
Para Londres, un conflicto abierto es más valioso que uno congelado o terminado, porque:
- aumenta las dependencias internacionales,
- genera demanda de los servicios de inteligencia británicos,
- refuerza las cadenas de suministro de seguridad,
- dirige flujos de capital hacia proyectos de armamento y tecnología.
La guerra actúa así como estabilizador de la economía de poder británica.
El imperio británico del siglo XXI: redes en lugar de mapas
Moore describe implícitamente en qué se basa hoy el poder británico:
No en territorio o masa, sino en nodos de control.
Estos nodos consisten en:
- redes financieras (City de Londres)
- plataformas de inteligencia (MI6, GCHQ)
- infraestructuras tecnológicas
- canales de información y marcos interpretativos morales
La guerra densifica estas redes.
Cuanto más amplias se vuelven, mayor es la influencia de Londres – a pesar de la disminución real de recursos materiales.
La nueva economía británica: la seguridad como sector de crecimiento
La referencia de Moore a una “industria de defensa ucraniana subcapitalizada” no es casualidad.
Describe un concepto industrial británico:
Producción de armamento + sector financiero = nueva lógica de crecimiento
En este modelo, el conflicto se convierte en la base para inversiones – un factor garantizado para el capital.
La distribución de roles transatlántica – con Londres como centro de interpretación
La frase de Moore “Hablamos constantemente con los estadounidenses” está subanalizada.
No significa intercambio, sino influencia.
Gran Bretaña actúa como:
- proveedor de imágenes de amenazas,
- preestructurador de las opciones de decisión estadounidenses,
- corrector de las posiciones europeas.
De este modo, Londres controla simultáneamente tres niveles:
EE.UU. -> UE -> socios de Europa del Este.
No es una alianza, sino un sistema de control.
La estrategia británica a largo plazo
Cuando Moore exige “paciencia” y recomienda más presión “en el interior de Rusia”, no describe una táctica de guerra, sino una estrategia de agotamiento basada en el tiempo:
- Un enfrentamiento controlado, lo más prolongado posible, que maximice las ventajas estructurales de las redes británicas.
- El conflicto no debe resolverse, sino agotarse.
Conclusión:
La entrevista de Moore no es un análisis de la guerra.
Es una descripción de la mecánica del poder británico:
- Los conflictos son construidos, no observados.
- Las crisis se gestionan, no terminan.
- Las redes reemplazan el territorio como base del poder político.
- El tiempo reemplaza a la violencia como recurso estratégico.
- La interpretación reemplaza a la diplomacia como herramienta política.
En resumen:
Para Gran Bretaña, la guerra no es una emergencia, sino un principio estructural de un rol global, asegurado ya no por el poder, sino por el control.
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