El aterrador aparato de poder de Von der Leyen: los servicios secretos de la UE y el «escudo protector de la democracia»
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aspira implacablemente a obtener poderes dictatoriales. Esta semana se ha sabido que quiere crear sus propios servicios secretos, que estarán bajo su control. Ahora también quiere crear un «escudo para la democracia» y un «centro para la resiliencia democrática».
Además de un servicio de inteligencia, también habrá un «escudo para la democracia» que protegerá contra la influencia extranjera, la manipulación de la inteligencia artificial y las campañas de desinformación, y un «centro para la resiliencia democrática» que protegerá mejor las elecciones, los debates públicos y los procesos democráticos contra la manipulación. Detrás de esta palabrería se esconde toda la perfidia de von der Leyen y de la Comisión, que se está convirtiendo cada vez más en una superautoridad dictatorial, a pesar de, o precisamente porque, está perdiendo cada vez más apoyo en Europa.
Manipulación y desinformación
Ningún pretexto es demasiado ridículo como para servir de justificación para la creación de instituciones tan absurdas, que persiguen exactamente lo contrario de lo que pretenden. Porque nadie manipula las elecciones como los eurócratas. Tanto en Rumanía como en Moldavia, la UE hizo todo lo posible para que ningún candidato prorruso saliera victorioso.
La UE invierte enormes sumas de dinero en ONG dudosas, cuyo objetivo es manipular la opinión pública a su favor, y ahora quiere introducir medidas de protección contra el comportamiento antidemocrático, que ella misma practica en su máxima expresión. Con «protocolos de crisis» y «sistemas de alerta temprana» se pretende instar a los Estados miembros a actuar de forma rápida y coordinada contra la desinformación. Sin embargo, rara vez se puede demostrar con claridad qué es «desinformación», aparte de que no es tarea de la política actuar como guardián de la verdad.
Perros de presa propagandísticos
La UE quiere ahora externalizar esta tarea a «organizaciones de la sociedad civil» y a una «red europea de verificadores de datos», y pagarles nada menos que nueve mil millones (¡!) de euros por ello. Esto no es más que otra inyección financiera para el indescriptible monstruo de ONG y autoproclamados «verificadores de datos» que los gobiernos mantienen desde hace años para difamar las críticas a sus narrativas como mentiras maliciosas, preferiblemente «de derechas». El mero hecho de que la ultraliberal difusora de mentiras «Correctiv» esté representada en la Red Europea de Normas de Verificación de Datos (EFCSN) lo dice todo. Estos profesionales de la tergiversación y el encubrimiento de datos ahora también servirán como perros de presa propagandísticos a nivel europeo y lo venderán como una protección de la verdad y la democracia, aunque sea exactamente lo contrario.
«Escudo protector» para la nomenklatura de Bruselas
Von der Leyen y la nomenclatura de Bruselas no quieren proteger las elecciones libres con este aparato, sino, por el contrario, impedir que se produzcan resultados indeseables. Cuanto más evidente es que toda la locura climática, armamentística y migratoria que está llevando a cabo la UE está llevando al continente a la ruina, más decididamente se suprime esta verdad y se declara mentira. Ese es el único propósito de todos estos «escudos protectores». Su función es proteger a una élite totalmente fracasada del justificable descontento de sus víctimas. Por eso se censura cada vez más Internet, se introduce por la puerta trasera el control de los chats y se crean continuamente nuevos organismos, autoridades y oficinas especiales absolutamente superfluos. Hay que poner fin de una vez por todas a estas actividades y los Estados miembros deben recuperar sus competencias de esta pulpo de Bruselas, cuyos tentáculos se extienden por todo el continente. (TPL)
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